Mi cumpleaños fue hace un par de días y muchas cosas en mí han estado cambiando desde hace poco. como si el hecho de cumplir un año más hubiese significado un detonante emocional que ha acabado por dejarme en un estado orgasmicamente placentero de paz conmigo mismo. Por fin, POR FIN siento que no estoy raro. Estoy tal y como quiero estar. Bueno, tal y como quiero en todo no pero estoy bien. Tengo algunas cuestiones pendientes de ser resueltas pero ahora veo la vida de otra forma. la polaridad de todas mis percepciones ha dado un giro meridiano que me ha abierto las puertas de la satisfacción, la tranquilidad. La felicidad no estaba al final en un largo y tortuoso camino en conquista de reconocimiento ajeno (y entonces propio), sino por mi propio reconocimiento como parte indisociable de esta realidad que tanto me he empeñado por llamar enemiga y que a fin de cuentas era un ser pasivo al que yo veía hostil.
Reconocer lo que soy, siempre he sido y siempre he temido, de alguna manera, ser. Una persona corriente, sencilla, sin mucho de interesante, algo torpe, simple pero grande... y es que lo que debía conseguir no era dar facticidad sobre lo especial o destacado que era sino perder el miedo a ser uno del montón. Porque no hay dos caras iguales en ese montón. Porque todos están igual de perdidos que yo. Porque son todos hermosos y nadie puede alcanzarme.
Estar en la modernidad no significa estar en un charco enorme de lodo que sepulta tu individualidad, sino formar parte de ese charco, ser ese lodo cálido que te cubre y arropa. Puede ser visto como algo genuinamente malo o potencialmente satisfactorio, todo depende de la perspectiva. No creo ser una Araña, ya no, lo creí, creí que nadie sería capaz de comprenderme, de quererme, que estaría eternamente sola en un suspenso de significado, hasta que muriera sin saber de que había servido mi vida, pero hoy no, hoy no soy Araña. El sentirse solo entre una masa anónima no es necesariamente triste, hoy no, no más.
Araña ha sido una concepción muy tóxica para mí, por eso no me arrepiento que su época haya acabado, ahora no sé que habrá a partir de ahora, lo que sé es que si no me lo trabajo como uno más, a ninguna otra cosa voy a poder aspirar o llegar, al fin de cuentas, hoy reparo en que todo cuanto tengo, son estas dos manos y lo que de ahora en adelante haga con ellas.