La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

lunes, 15 de octubre de 2012

La lluvia que baña las mejillas

Esperó. Esperó. Esperó.... 
Hasta desesperar
Y entonces suspiró
Y comenzó a llorar.

La flecha, su muerte
fue directa a encontrar
No había duda presente
Cupido, fue la casualidad

Hoy caminé por mi bosque
ahora en esencia otoñal
y la hallé entre los rastrojos
tirada en cualquier lugar

Alguien dañó aquella estrella,
quizás la suerte del errar
como una triste marioneta
sin hilo y con final

Bajo la tenue llovizna
bajo campanas de cristal
yace algodón mojado
implorando otro final

La luz de este bosque
quizás te lo pueda dar.

A ella le faltaba un príncipe y a mi una princesa. Pero eso no significa que sea ella y sea yo. Lástima que nunca sea ella.

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