Yo, como todos quise comerme el mundo, y al igual que hace con todos, el mundo acabó comiendome a mi, y desde el interior de sus tripas, yo fui el primero que empezó a morder su estómago y a comérmelo desde dentro. Aun habiendo sido testigo de la grandeza del mundo, no cesé en mi empeño por comerlo, si tú te rendiste ¡que débil fue tu ánimo!
Minusvaloraste al mundo y fuiste un necio o te sobrevaloraste a ti y fuiste engreido. Yo fui tan necio como engreido, la diferencia que hubo entre tú y yo es mi perseverancia, yo no me rendí, decidí seguir con mi orgullo y ver de lo que era capaz porque me seguía creyendo capaz de comérmelo. Resurgí de mis cenizas, pues no eres mejor por haberlo intentarlo, sólo se es mejor cuando se consigue y la victoria no es para el que primero que gana, sino para el último que se rinde.
Vi llegar el golpe que la realidad tenia guardado para mi pero yo no agache la cabeza, sino que la alcé y sonreí.
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