La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

domingo, 18 de enero de 2015

Ellos no tenían nada en común. Era la primera vez que se veían. Pero cuando se cruzaron, se miraron a los ojos y cuando cortesmente se sonrieron vieron el uno en el otro lo que ambos compartían. Esa sonrisa y esa mirada pura y sincera que sólo las personas que han sufrido dolor en esta vida son capaces de mostrar, humildes y sinceras. Sus ojos acompasados con sus labios dijeron la verdad profunda de su corazón sin subterfugios extraños. Porque no hacia falta. Porque los dos eran humanos y no sentían vergüenza de serlo. Por eso el encuentro fue mágico. Porque las personas que autenticamente son, pueden hacer cosas tan increibles...

...Como aquel encuento

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