Él nos dio un techo, cuatro paredes y un suelo firme. Nosotros, encantados con ello nos metimos dentro y desde la ventana vimos el bonito mundo del que gozábamos. Luego por estar unos más cerca de otros puso unas casas junto a otras y no pudimos ver por las ventanas. Pero daba igual, siempre podíamos salir afuera a ver el mundo. Luego como muchas veces el suelo era costoso de atravesar puso carreteras y como los agentes atmosféricos condicionaban demasiado la vida, puso lo imprescindible en cajas y lo sometió a una producción controlada a fin de que nunca nos faltara de nada. Nos dió un automóvil que se movía solo y que nos acercaba a tooodas partes de nuestro maravilloso mundo, pero claro, nos multiplicábamos a gran velocidad y las calles crecían. Nuestras costumbres cambiaron, nuesto estilo de vida cambió, y nos alejó
de la tierra que en un inicio nos había dado la vida. La educación, que
en su comienzo resultaba harto deseada por todas las personas, se tornó
una obligación, y, como tal sufrió el rechazo de todos los
beneficiados. Los profesores -en su día maestros- en nada se asemejaban
de sus antecesores, ahora dominaban todo el saber del populusque, un
conocimiento pautado y marcado, y fuera del cual no se le estaba
permitido instruir. Se convirtieron en un operador más que mete una
tuerca en el mecanismo de una máquina. Su labor dejó de ser enseñar, y
comenzó a ser la de inculcar, inculcar unos conocimientos
predeterminados que nada tenían de cosecha propia. Pasamos a ocuparnos cada uno de una cosa, a fin de ser más eficientes en nuestra labor. Todos dependíamos de todos y convivíamos en armonía y paz. Mientras tanto, nuestros hogares se fueron llenando de los más variados objetos, ninguno necesario, pero nos hacían la mar de felices y nos facilitaban la vida. Nuestras casas se habían convertido en edificios desde los cuales solo se veían edificios y automóviles, y ésto, lejos de provocarnos un estado de sock por el veloz curso de estos surrealistas acontecimientos que sufríamos, nos dejó encantados.
Algo invisible nos fue diciendo: este es tu rinconcito donde vives seguro y cómodo. Piénsalo, somos amigos, te alejé las bestias peligrosas, impedí que las inundaciones te dejaran sin comida, te permití conocer toda clase de maravillosas cosas de países diferentes, te dejé comunicarte con gente de todo el mundo, hice que pudieras viajar rápido y disfrutar de toda una amplia gamma de placeres y entretenimientos. Y nosotros confiamos en él sin saber, que todo aquello estaba destruyendo nuestro bonito mundo. No, miento, nosotros lo sabíamos, veíamos grandes titanes de hormigón soltar humo negro que, según decían, era malo para el planeta... pero no desconfiamos de nuestro amigo, eso no lo hacía él, él solo nos da la luz y el gas para alumbrarnos y calentarnos, él no dañaría el planeta... él es nuestro amigo.
Pero lo cierto es que sí que lo hacía, y no solo eso... Atrocidades mayores se estaban cometiendo. En las altas torres del reino de Mordor (Estados Unidos, Alemania, Japón, China...) acontecía el espectáculo más atractivo para la vista jamás imaginado,
la abundancia. Mientras que en otros lugares menos afortunados de la tierra sucedían las peores calamidades imaginadas que harían llorar hasta al párpado más insensible, ese fenómeno conocido como
la carencia.
Con lo cual, existía la división
alfa. La de los grandes señores, hombres con poder y riquezas que controlaban y dirigían a este
"amigo". Luego estaba la clase
beta, la de los acomodados, gentes que servían al propósito del
"amigo" sin voluntad, se limitaban a hacer lo que debían sin cuestionarse el por qué a cambio de lujos moderados. Son meros caballos que corren delante de la zanahoria que el cochero lleva con una caña siempre por delante del animal, por supuesto estos hombres han sido educados en la doctrina de
"el amigo": la vida son dos días a si que no te detengas ni un segundo, estudia y trabaja. En la vida gana quien más lejos llega y todos tenéis las mismas oportunidades (esa última afirmación siempre ha sido falsa, un clase
beta casi nunca ha alcanzado un rango
alfa y estos últimos practicamente lo tienen asignado desde que nacen). Por último y por supuesto mucho menos importantes se encuentran los de la clase
"Gamma" Personas de países subdesarrollados que han sufrido el precio de vender sus tierras y recursos a
"el amigo" y trabajan en situaciones de semi esclavitud (por no decir completa y ser tachado de extremista) Se encargan de las peores labores.
Y así es como quedó repartido el mundo.
El amigo nos tendió la mano y nos dijo: "os ofrezco toodo esto, a cambio de vuestra capacidad de tomar decisiones. Podréis tomarlas pero siempre dentro de este cuadradito, más allá de él no hay nada, ni tan siquiera penséis que podéis hacer algo fuera de lo que vuestra mente alcanza a imaginar". Una gran masa aceptó su oferta, las clases
gamma fueron inmediatamente sometidas, nadie les preguntó nada. Una vez firmado el pacto con el diablo no nos podíamos tirar para atrás y, una vez establecido todo,
el amigo recibió el nombre de sistema.
Tras todo esto surgió una nueva escisión, por parte de aquellos que, descontentos con
el amigo buscaron la forma de anular el contrato. La clase
Delta una clase que no quería un cuadrante para él, sino un mundo para todos. Surgió una escisión con la intención y el poder... de
cambiar el mundo.