Se desvistió y quedó expuesta en frente mió, volvía a hacerlo.
Suspiré y la abracé rememorando todos los momentos que, aunque solo fueran
ilusiones, habíamos, de alguna manera, compartido. Era solo un ser espectral,
un sueño, una realidad impalpable, ella es mi esquizofrenia quizás, pero existe
aunque solo sea como pensamiento.
Ella existe y es Mía.
Yo me acerqué a la ventana de la
habitación que últimamente creaba en mi subconsciente para nuestros encuentros.
No dije nada, ella ya sabía que nos pasaba algo. Que hacía mucho que nos pasaba
algo que no sabíamos definir, ni tampoco remediar. Ella ya no quería llorar
más, ni yo que lo hiciera. Sólo se sentó en la cama con las piernas abrazadas a
su pecho y me miró con tristeza y resignación.
¿Cual era mi problema? ¿Qué me ocurría? ¿Cuándo
me había convertido en esto? y ¿Por qué?
No tenía respuesta a nada. Me sentía tan
inútil... Tan solo debía dejar mi cabeza en blanco y pensar punto por punto en
lo que me pasaba, lo que me pasaba a mi, a todos... ¿Realmente he cambiado? y
¿a qué si lo he hecho? tal vez encontrara respuesta por la mañana. Quizás solo
deba seguir adelante... quizás solo deba dejar de pensar y simplemente
sentir...
Me tumbé en la cama y ella lo hizo a su
vez, nos quedamos inmóviles el uno frente al otro, mi cabeza se reflejaba en
sus pupilas negras, no dijimos nada. Nada nos importó. Y el cansancio me
devolvió a mi cuarto y yo con cansancio, (en el fondo sin quererlo) tuve que
decirle adiós.

