¿Quién debería morir
para arrancar mi llanto desconsolado?
¿Quién entre tanto vil
es digno para mí y digno de mi llanto?
No encuentro compañía.
No me hallo acompañado.
Soy un zapato que Van Ghoh
dejó huérfano de hermano.
Y solo en este suburbio
vivo, me acuesto y levanto
sin nadie que me enseñe, huyo
a la irrealidad de mi mundo soñado
Nadie es digno de crédito.
Los maestros hallaron su ocaso.
Ahora nadie habla con mérito.
Hablan de genios y elogiando
solo ensucian palabras sin significado.
solo ensucian palabras sin significado.
Nadie hay con tal galardón.
Nadie que hable merece el precio
de mis orejas y su atención.
Nadie salvo yo conforma mi gremio
y en mi inconsciencia ignorante y su tormento
mis palabras carecen también de valor
-por la falta de un maestro-
mis palabras carecen también de valor
-por la falta de un maestro-
¿Quién lloraría si hallo la muerte?
¿Quién gritaría en llanto desgarrado?
Si un silencioso poeta perece
Sólo la musa, ya muda, llora en tal grado.
un Apolodoro sin maestro
quizás él me habría llorado.
La musa del artista es caprichosa. Soñamos con que no nos abandone, pero es algo efímero, tan ligero como el aire.
ResponderEliminarTus versos son un bálsamo para mis ojos, merecedor eres de un alago.
Lena
Gracias de nuevo por tus amables comentarios.
Eliminar