-¿Qué es mas hueco la nada o el vacío?
-No lo sé.
-Mmm... hombre... en el vacío hay menos que en la nada... pero la nada es mucho más grande que el vacío.
-¿Algo como eso puede tener dimensiones?
-Hombre el vació es un espacio de nada ¿No? Entonces tiene que haber nada en alguna parte de donde el vacío saca aquello de lo que se compone. Por tanto como el universo se expande el vacío también se forma y a su vez toma una nada ya existente.
-Pero entonces la nada y el vacío sería lo mismo.
-Bueno el vació es experimentable, la nada no, es un concepto abstracto, nunca hay nada porque la más mínima representación rompe con su esencia de nada, de hecho como la nada es en si misma un concepto ya no es nada porque ya es algo: un concepto.
-Te rallas demasiado.
-No, pero no quería llegar a ahí. La nada no es que no sea nada. La nada es un concepto metafórico para referirnos -eironeia- tanto a lo muy poco importante, como a lo "demasiado importante como para poder ser comprendido". Además por supuesto de su gran utilidad a la hora de mentir.
-Hace siglos que no te sigo.
-Sólo digo que nada siempre es valorar, porque nunca nada es nada. Porque la auténtica nada ni se nombra, la auténtica nada carece de todo, hasta de posibilidad de pensar en ella. De modo que nadear (decir que algo es nada) es siempre exagerar, la nada es pues un escondite de mentiras y exageraciones.
¿Te gusta la literatura?
-No. La vida me parecerá siempre la historia más real.
-Ahí es a donde quiero llegar, la literatura se alza sobre el concepto de nada, porque yo puedo, supongamos, enamorarme de tu novia, y puedo en cierta ocasión embobarme pensando en ella, y pensar en lo infeliz que será contigo, y en lo feliz que la haría yo, y lo mucho que te odio, y lo mucho que la amo... Pero cuando tú me preguntes que en qué pienso yo responderé: "nada". Imagínate todo lo que te estoy escondiendo con mi "nada" y sólo si fuese yo protagonista y narrador de un libro o película podrías enterarte de qué es esta nada.
-Ya....
-De modo que la literatura es eso, dejar de manifiesto aquellas nadas, no tan nadas. Acudimos a ellas en busca de una nada que nos llene, que nos identifique. Queremos una nada que sea algo, más de lo que es nuestra vida: tedio y cansancio. Queremos conocer una vida donde más allá de una cara, un cuerpo corriente; más allá de un algo común, hay un todo complejo y apasionante, un gran todo en una aparente nada de palabras creadoras. Todos los lectores somos románticos empedernidos que sueñan con parecerse a aquel personaje que hace todo aquello de lo que nosotros no somos capaces. La grandeza del papel amigo. La valentía, el sacrificio, la culpa, el amor... todos los sentimientos que no somos capaces de expresar a nadie. En el papel encontramos a aquel compañero que siente como nosotros y sufre, a menudo, nuestro abandono.
-El vacío es más hueco pues. La nada, vista así, es lo más lleno que hay.
-Por eso somos locos, porque vemos donde no hay nada, escuchamos en el silencio, olémos en lo inoloro, saboreamos lo insípido y sentimos en lo neutro. Porque nacimos así. Porque esto es lo que somos al final. Locos, literatos. ¿Por qué nos empleamos en lo inexistente, en el fantasma superado de la filosofía? Precisamente porque es nada y sólo quien comprende la grandeza de la nada es capaz de enamorarse platónicamente de ella, es capaz de dedicarle su vida y su alma enteras.
Hacía una eternidad que no pasaba por aqui, pero me alegro de estar de vuelta despues de tanto examen.
ResponderEliminarMe has dejado impresionada con el último párrafo "escuchamos en el silencio, olémos en lo inoloro, saboreamos lo insípido y sentimos en lo neutro". Es poesia en movimiento, poesia de la mejor.
Un beso enorme Principe
Lena
Gracias por tu comentario, espero que todo fuera bien.
EliminarLo cierto es que es una idea que desarrollaré aun con más detalle porque tiene una gran profundidad e interés. Es curioso como simples palabras, detalles minúsculos que son casi nada pueden llegar a significarlo todo si sabemos darles la interpretación correcta. siempre me resultará fascinante. Sí soy un chico raro, lo sé. Prometo que no lo pretendo, sólo lo hago sin querer.
Un saludo, Príncipe.