Heme aquí yo. Anonadado. Suspendido en una fria incomprensión de la que no puedo huir. Olvidar el volar de la mariposa y sólo recordar los colores hermosos, como un bonito recuerdo. Como una llama frágil, que da el poco calor que alimenta la máquina de vapor que bombea mi sangre. No sé que clase de enfermedad padezco pero es a penas soportable. No consigo comprender que diantre me pasa. Porque me siento tan sólo, tan vacío, con esta sensación de haber fracasado. Siento que sólo pretendo y que a la hora de enfrentar mis asuntos soy pequeño, insignificante, incapaz de nada. No soy ni artista ni poeta, ni escritor ni narrador, no soy buen alumno... no digamos ya profesor, no soy filósofo ni pensador, ni bohemio ni soñador, ni amante ni romántico, tal vez sí loco pero no genio inmortal, no soy revelde solamente inmoral, no soy director ni dramaturgo, ni pájaro ni gato ni animal robusto, no soy valiente ni fuerte, ni elocuente ni culto, no soy quien querría ser, y cuanro hago es poco para mi fin. Al final solo me quedará desistir porque en este mundo, cada día que pasa es un dia de cargar con el pesado lastre de no haber llegado lejos. Si sueñas con el cielo, preparate para el descenso.
Yo solo quería ser feliz, sólo quería ser reconocido por alguien, llegar alto, y que la gente que me ha rodeado pensara vaya... ese chico que pasaba desapercivido realmente ha llegado a ser alguien, sólo quiero saber que anque nadie me comprenda y esté solo, puedo llegar a la gente con la interpretación o de cualquier otra manera, que alguien pueda sentir lo que siento, que alguien, en algún lugar y tiempo que esté triste, perdido, incomprendido, apático, suspendido en esta nada vacía del no-sentimiento, se sienta de alguna forma reconfortado. Escribo porque necesito escribir y solo me siento correspondido con los grandes genios del pasado, y deseo recuperarlos, deseo ser yo ese último samurai que luche por la guerra perdida de la sinrazón, el instinto primario, la boheme, al fin y al cabo, por el amor. Pero ¿Qué es el amor? El amor es sin duda un sentimiento positivo, alegre y feliz que se siente con la percepción de cosas o personas que resultan en alguno de sus aspectos hermosas, honrosas y/o dignas de piedad. Pero cuando vives en un mundo gris rodeado de sinsabores, donde todo te parece hiel y no encuentras ni un resquicio de hermosura ¿qué puedes amar? Los seres que fuimos hechos para amar nos abstraemos del mundo, frente a un mundo hueco, vacío de valor, lo que cobra importancia no es el dinero, ni las cosas materiales, ni la vida, ni la muerte (todo es polvo, simple anécdota); lo que gana es el arte, el amar el imposible, el ideal de que existiera algo amable en sentido literal, algo que se pueda amar. Amas a tu amor, amas invisibles, fantasmas de niebla y luz, música, palabras, colores que te hacen viajar a lo más profundo de tu ser, reencontrarte contigo mismo y reconfortarte. Aunque nadie más te entienda, aunque estés solo y este mundo superficial no acabe de llenarte, amaras esa parte de ti que te hace especial, que te condena a la soledad en un mundo corrupto de vanidad. Lo amarás porque se puede ser feliz entre lágrimas. Porque aunque seamos pequeños e insignificantes, otros no lo fueron y viven aun cuando las cenizas de sus huesos se han deshecho. Sonreimos con lágrimas en los ojos, porque somos frágiles y sensibles, hipersensibles. Porque vemos en las tinieblas del humo cívico, tan incívico, porque la belleza es extraña a la gente corriente y sólo los locos somos capaces de percibir la sensibilidad de los que pintaban con las manos, los que escribían sin grámatica, de aquellos detalles que apenas percibía la gente corriente, de pacotilla. y que algo de otro tiempo, algo de otro espacio, que otra vida tan lejana sea capaz de hablarnos sobre la nuestra... eso es formidable. El arte no es más eso, tener una sensibilidad especial, ser capaz de hablar con lo más profundo de tu ser y la capacidad de proyectarlo al exterior en forma material, con palabras, colores, historias de personajes apasionantes representadas. Pero todo lo material incluye bajeza por su condición, a si que los artistas tienen que buscar una forma de redireccionar lo material hacia un nuevo código que les permita mostrar esa belleza sensible, padecible,más allá de la simpleza terrena y del registro estandar. Porque algo estraordinario no se puede decir con algo ordinario. Y es esta reformulación la que no entienden la gente común, y hablan de locos, de supuestos genios que sólo son farsantes. Sólo aquel que ha profundizado en el campo emocional hasta un alto punto es capaz de conmoverse y amar esa nueva forma de aquello bello.
Heme aquí desorientado, retenido en el repetitivo encuadre de mi dormitorio, sin saber bien que es lo que quiero, ni lo que me está permitido desear. Sólo quiero hundirme en este fango de depresión, soledad y corrupción maquiavélica. A veces pienso que el mundo y yo somos un matrimonio fracasado, condenados a no entendernos a darnos la espalda. Y si nos giramos no es sino para chillarnos y maltratarnos. Dormimos en la misma cama evitando el contacto. La manta que me cubre es fría como un tempano de hielo. El colchón es incómodo y nunca concilio bien el sueño y en insomnio vivo deseando que acabe este martirio. Mi único amigo ha pasado a ser el alcohol, las mujeres hermosas y no volver a casa hasta las seis, siete, ocho nueve o, ya puestos, pasadas las diez. Lo mio ha dejado de ser vivir, lo mio es reir, esbozar una carcajada sarcástica de podredumbre intelectual. Lo mio es reir por no llorar. Os hamo, os hamo mucho y si mañana muriera hoy me iria a dormir temprano. Pero mañana toca seguir trabajando, comulgando con una vida de fracaso y monotona repetición, a si que no duermo ni sueño: caigo en desesperación. Y mi vida es una carrera fugitiva a ver cuanto puede resistir mi hipocrita existencia de soledad conformista antes de que la vida me de la bofetada que no me dieron mis padres.
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