La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

jueves, 27 de noviembre de 2014

Ser cínico en este mundo es el signo mínimo de la decencia

Permitidme que me guarde en mi ego circunspecto por todos aprobado
Visto he que el ser humano no me quiere sin embustes
Así pues buscaré un ser al cual asemejarme y me decanto por la araña.
porque las personas parecenme máscaras más allá del antiguo griego

Así pues, yo, ser embrutecido y mal hecho, disculpo por vosotros mi falta de tacto
para no someteros más al tormento de tenerme presente entre vosotros
perturbar no quisiera yo el gozo de esta buena gente
que jocosa ríe por norma y enfrenta los problemas con risa

Más permitidme una concisa y breve puntualización inocente
De la prudencia, divina eminencia, estáis carentes
Desoís a quien pretende enunciaros la verdad, lo llamais hiriente
Habría que ver que es herir, mirate dentro, rie ahora si puedes

hiriente vuestra actitud necia y consentida, construis vuestro saber en edificio decadente
La historia os comerá como hoy vuestro leviatán moral, me engulle sin contemplación
Mirad las tumbas que estáis pisando, bailáis sobre los más célebres insultándolos a cada acto
Tendré gozo en presenciar como os consumen los gusanos, viendo como alimentáis vuestros propios semejantes.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

El solsticio

Cuando el otoño termine podrás ver que yo he sido el más caduco de los árboles.
Antes de que el otoño termine sin saberlo me habrás dicho adiós.
Cuando la estación desfallezca en el último crepúsculo de fuego...
podré afirmar que el más gélido de los lugares de esta tierra tibia, en efecto, he sido yo.
¿Acaso hay tierra más fría que los campos que ostenta habitar mi conciencia?
No habrá nada más frío, que la nada y mi vacío, la soledad de un niño perdido,
la carencia de un joven sin promesas.
Soy juez de mi mismo sin ninguna ley que regule mi abismo y, en tanto que juez, me siento abatido.
Condenado a mirarme en el espejo de aquellos que me precedieron.
Debiéndome yo entero al suelo en el que estoy firme. Sin poder decir yo soy.
¿cuenta da alguien de lo fatalmente acaecido a esta conciencia mía que no sabe que es la paz con uno mismo?
Todos mis tiempos pasados tienen el privilegio de ser mejores. Éste sin duda será el mejor de los momentos en mi perfecto futuro. Y renegaré de todo. Porque la satisfacción me es ajena. Porque un diabólico ser me encargó la vil tarea de sufrir y tejer yo solo la tela de seda de araña que será lo único quizá a penas valioso de mi mundo. Pero hoy desde este reducto de conducta cuerda determinada sentencio: ¡Yo no elegí! fui designado araña, el ser aquel que extirpe brutalmente el corazón de todos cuantos cojan mis hojas y lean las ocho finas patas de mi abismo.
Tú, no eres más que yo mismo.
Al mirarme refleja mi imagen la versión convexa del mundo. Tú, todos están en mí, pues no soy más que vuestro producto. Lo mismo pasa contigo.
Sin embargo yo parezco de los pocos atentos a tal hecho. Acaso soy un demonio vivo y mi fatalidad reside en restar felicidad con todo aquello que escribo.
Con sinceridad digo que me da igual, si fui hecho deforme, paralelo a la ley de los hombres, no me disculpo. Bastante tengo ya.
El vivir para mi es un andar dormido, como levitando me siento siempre, como en otro plano distinto, distante de lo constante, un sonámbulo que medio-entiende algunas cosas del mundo y se autoconstruye diferente por amor propio. ¿Quién antes que yo comprende quien soy? Nadie. ¿Quién pues antes que yo, me ha querido? nadie. Intentádolo muchos, pero el tratarlo fue un error primeramente.

Cuando el otoño acabe me encontrarás cambiado. Con mi entera piel mudada. Cuando las últimas gotas caigan verás que mis ojos enrojecidos y embotados no son sino cristal de la ventana con que miro. Siendo así es natural esta visión particular melancólica. Si me pregunta algún hipócrita si prefiero la vida así como la explico o no pensar y ser feliz como uno más, mi respuesta es: lo mejor para todo hombre hubiera sido sin duda. desde un principio, no haber nacido.

Cuando el otoño acabe yo ya seré algo distinto. Algo a años luz de ti. Un pájaro que viaja solo, lejos. El calor, reitero, me es ajeno... Una estaca de hielo atraviesa mi pecho y aun con todo, me llaman hombre. De nuevo la soledad de la articulada marioneta tejedora. Soy un hueco, una nada en cuyas entrañas reside el solipsismo de todo mi particular universo. Fragilmente se dilatan mis palabras y se vuelve lluvia escurridiza. Este es mi destino previsto. Y desde está orfandad que llamo mía doy comienzo a mi invierno particular, en el que tan gustosa aflora pálida mi alma sola.


lunes, 10 de noviembre de 2014

(agri)dulce caoticidad

-¿Te puedo pedir un favor?
-Mientras no sea dinero...
-Necesito que nos acostemos.
-¿Qué dices?
-Que necesito que nos acostemos.
Ella se separó entonces de él. Una distancia considerable. La primera vez que lo sugirió sonó a broma, la segunda dejó de tener gracia. Los ojos le brillaban en la oscuridad de la noche, sus ojos de gata se clavaron en el rostro de él cuando encontró la distancia de seguridad para darle un guantazo si intentaba algo raro.
El silencio siguió a los movimientos felinos y esta gata retomo el verbo en aquella bochornosa situación.
-No te tomaba por...
-Escucha. -Irrumpió entonces él con voz de perro viejo- Estos días están... llevo ya meses que no se que hacer conmigo, ni con mi vida, de vez en cuando en mis momentos lúcidos discierno algo. Pero de pronto empiezan a aparecerme fantasmas aquí y allá. Miro a otra gente y parecen todos tenerlo tan claro, estar tan bien dispuestos y preparados. ¿Sabes lo que soñé anoche?
-No.
-Soñé que me hundía en un océano inmenso. A mi alrededor un montón de gente nadaba hacia la superficie con eficiencia y ritmo acelerado, y yo no podía flotar siquiera, no pude moverme y me hundía más y más mientras todos ascendían. Sólo quería esconderme ocultarme y que nadie se diese cuenta de que en realidad no podía nadar, que me hundía en lugar de subir a la superficie. Yo estaba ahí, quieto, inmóvil era algo tan triste y patético que no me pudiera mover. Fui incapaz. ¿Sabes lo que quiero decir? -pausa- La gente va aquí y allá, conoce gente, empiezan a salir a este y aquel otro lado, se besan en los parques y en los porches, en los asientos delanteros de sus coches de segunda mano... y yo siento que me quedo encerrado en esta ciudad, en un momento de mi vida. Siento que me devora. Me siento tan enclaustrado. Tan varado y flaco de fuerzas para liberarme... ¿por qué diablos no llueve este otoño?
La noche estaba siendo muy calurosa, eran las siete de la tarde pero la luna ya llenaba el cielo. Taxis libres pasaban ocasionalmente e iluminaban la escena con un artificial color verde que desaparecía poco después.
Ella se acercó a su mejilla. La besó, le cogió la barbilla con una mano y le apretó los mofletes contra la mandíbula. -¡Ay jilguero mojado! que idiota estás. Sólo es la sensación que te da, créeme no hay nada en sus vidas tan extraordinario ni digno de ser envidiado.
-Aun así, ésta es una sensación horrible... pero no te he pedido que me animes. Sólo que me dejes acostarme contigo.
-¿De verdad crees que toda esa paranoia se va con sexo?
Él levantó entonces débilmente los hombros con la expresión facial de un garbanzo seco. -Por intentarlo....
-Eres idiota.
-Soy idiota.
-Muy idiota.
-El rey de los idiotas.
Ella guardó silencio y él lo rompió al poco.
-¿Lo harás por mí?
-No. -dijo concluyente- Sólo me quieres porque estás desesperado, porque no sabes que hacer... si al menos hubieses dicho que me encuentras atractiva... ¿hace cuanto que estás a dos velas?
Una leve sonrisa cansada se le levantó con torpeza -Digamos que ya no queda cera que derretir en esas velas de las que hablas. ¿Ya es tarde para decirte lo bonita que eres?
Las comisuras de ella imitaron el gesto de él. -Es tardísimo. Anda vamos a ir yendo que quiero cenar en casa,
-¿Me ofrecerás al menos una taza de café?
-Te prepararé tostadas y el sofá para dormir esta noche.
-¿Qué haría yo sin ti?
-Masturbarte pensando en mujeres como yo.
-El ansia del porvenir... va a hacer que me vuelva loco.
-Sé fuerte, Araña. Todo se andará.
Se pusieron a caminar.
-Algún día haré arder esta ciudad sólo para volver a ver un cielo encapotado. Aunque sea de humo. Esto lo dijo él, por supuesto.
-Te creo. Su condescendencia ya era indiscernible de su sarcasmo.
-¿Por qué no quedamos ese día y bebemos cerveza mientras vemos consumirse todo?
-Vale. Total, no tengo a nadie mejor con quien incinerarme viva.
-Me siento alagado.
-Más te vale, guapo.
Y besó la atolondrada barba de la mejilla en la que, acto seguido, se disparó el amanecer de una rezagada sonrisa en el fondo de la recámara de pistola suicida que tenía por corazón.

Mi reducto libre

Acabo de cometer un acto libre.

Pese a mi determinismo pesimista desde el que me gusta comprender la conducta humana, creo que por un instante he sido libre.

Últimamente me han asaltado muchas dudas a cerca de lo que he venido sintiendo desde que era apenas un niño, hasta ahora y llegué a concluir que efectivamente nunca había estado enamorado. Aquello que siempre había tenido por cierto se derrumbaba. Nunca había amado, me dije. Todo fueron simples ilusiones y espejismos alimentados por mi necesidad de compañía, de comprensión y cariño quizá. No era amor, sino necesidad de encontrar algo como aquello. Necesidad de llamar algo por ese nombre.

Pero ahora, apenas hace unos segundos, me ha invadido la nostalgia, al escuchar una canción y he estirado el brazo hasta alcanzar un trozo de tela que acostumbra estar sobre una de las paredes de mi cuarto. Un trozo de tela que he atesorado durante más de dos años de falaces esperanzas románticas. Un trozo de tela, que perteneció a la más adorada de mis princesas.

Muchos recuerdos me han venido a la mente, y me surgen infinidad de preguntas sobre mis sentimientos. Si ciertamente no estaba enamorado de ella, si ella no era nadie que conociera sino una ilusión, si no fue mi corazón… ¿Qué de mí se fue con ella? Una ilusión es vapórea y cuando se va nada te falta, todo queda en su lugar, todo sigue firme… entonces ¿por qué mi peso no es igual? ¿Por qué me siento más liviano? ¿Qué de mí se fue contigo, Nat?

No sé qué fue, pero algo fue. Quizá mis ganas de seguir amando eternamente a distintas mujeres. Quizá mi inocencia o mis ganas de seguir viviendo en un mundo sin ti. Quiá mis ganas de seguir ilusionándome. No sé qué sentí ni siento por ti, pero que eres una persona importante ya lo creo, no tanto por quién fuiste sino por lo que significaste. Gracias a ti crecí y me di cuenta que uno no se puede esconder eternamente en el caparazón de sus sentimientos. No puedo abandonarme por siempre del mundo, debo enfrentar la realidad y esperar a encontrar a alguien con quien quiera enfrentarla cogidos de la mano. Pero mientras me adapto, mientras interiorizo mi actitud camaleónica de auto-adaptación, quiero que no sepas (pues esto nunca te llegará) que en mis momentos de abandono y soledad, en mis momentos de solo yo, siento no haberte hecho este mes pasado un regalo de cumpleaños. Pero sé que no lo hubieras querido. Sé que es mejor que creas que no tienes a un pobre idiota en alguna parte del mundo pensando aun en ti… pero necesito proclamar que ese invisible ser humano, tiene un gran hueco en alguna parte de su alma y espero que esa parte, por siempre, quede en ti. Tú me has hecho más grande, tú me has hecho ser lo que soy. Contigo todo mi lastre pasado. Hoy, gracias a ti, sé quien soy.


Y pese a no ser nada impresionante, es mejor eso que no saberlo.

Así pues digo que ha sido un acto libre, porque no había nada que me llevara a hacer algo como eso. Sólo mi nostalgia, y la nostalgia es mi yo más puro. He hundido ese trozo de tela en mi tabique nasal, el olor ya había desaparecido de la parte más superficial, pero aun quedaba algo residual entre los pliegues. Últimamente me encuentro algo decaído sin ninguna razón. Me faltan las fuerzas para todo, cada vez me siento más débil, como si fuese a desaparecer de agotamiento. Duermo sin sueño y los ojos se me humedecen sin corresponder a nada en particular. Pero sé que es pasajero, sé que no es nada serio, "esto" ya no me impide ser feliz (bueno, feliz... siendo fiel a la verdad ahora mismo, soy y estoy, sin más). Pero lo que digo es que esto ya no me desgarra, solo me araña débilmente.

Me provoca una satisfacción muda darme cuenta de que he crecido, que soy más fuerte. Hoy puedo levantar firme el escudo que haya de defenderme en el futuro. No quiero decir que esté listo para la guerra, pero si que no caeré al primer golpe.

Y siendo yo, es un gran logro.