La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

lunes, 10 de noviembre de 2014

Mi reducto libre

Acabo de cometer un acto libre.

Pese a mi determinismo pesimista desde el que me gusta comprender la conducta humana, creo que por un instante he sido libre.

Últimamente me han asaltado muchas dudas a cerca de lo que he venido sintiendo desde que era apenas un niño, hasta ahora y llegué a concluir que efectivamente nunca había estado enamorado. Aquello que siempre había tenido por cierto se derrumbaba. Nunca había amado, me dije. Todo fueron simples ilusiones y espejismos alimentados por mi necesidad de compañía, de comprensión y cariño quizá. No era amor, sino necesidad de encontrar algo como aquello. Necesidad de llamar algo por ese nombre.

Pero ahora, apenas hace unos segundos, me ha invadido la nostalgia, al escuchar una canción y he estirado el brazo hasta alcanzar un trozo de tela que acostumbra estar sobre una de las paredes de mi cuarto. Un trozo de tela que he atesorado durante más de dos años de falaces esperanzas románticas. Un trozo de tela, que perteneció a la más adorada de mis princesas.

Muchos recuerdos me han venido a la mente, y me surgen infinidad de preguntas sobre mis sentimientos. Si ciertamente no estaba enamorado de ella, si ella no era nadie que conociera sino una ilusión, si no fue mi corazón… ¿Qué de mí se fue con ella? Una ilusión es vapórea y cuando se va nada te falta, todo queda en su lugar, todo sigue firme… entonces ¿por qué mi peso no es igual? ¿Por qué me siento más liviano? ¿Qué de mí se fue contigo, Nat?

No sé qué fue, pero algo fue. Quizá mis ganas de seguir amando eternamente a distintas mujeres. Quizá mi inocencia o mis ganas de seguir viviendo en un mundo sin ti. Quiá mis ganas de seguir ilusionándome. No sé qué sentí ni siento por ti, pero que eres una persona importante ya lo creo, no tanto por quién fuiste sino por lo que significaste. Gracias a ti crecí y me di cuenta que uno no se puede esconder eternamente en el caparazón de sus sentimientos. No puedo abandonarme por siempre del mundo, debo enfrentar la realidad y esperar a encontrar a alguien con quien quiera enfrentarla cogidos de la mano. Pero mientras me adapto, mientras interiorizo mi actitud camaleónica de auto-adaptación, quiero que no sepas (pues esto nunca te llegará) que en mis momentos de abandono y soledad, en mis momentos de solo yo, siento no haberte hecho este mes pasado un regalo de cumpleaños. Pero sé que no lo hubieras querido. Sé que es mejor que creas que no tienes a un pobre idiota en alguna parte del mundo pensando aun en ti… pero necesito proclamar que ese invisible ser humano, tiene un gran hueco en alguna parte de su alma y espero que esa parte, por siempre, quede en ti. Tú me has hecho más grande, tú me has hecho ser lo que soy. Contigo todo mi lastre pasado. Hoy, gracias a ti, sé quien soy.


Y pese a no ser nada impresionante, es mejor eso que no saberlo.

Así pues digo que ha sido un acto libre, porque no había nada que me llevara a hacer algo como eso. Sólo mi nostalgia, y la nostalgia es mi yo más puro. He hundido ese trozo de tela en mi tabique nasal, el olor ya había desaparecido de la parte más superficial, pero aun quedaba algo residual entre los pliegues. Últimamente me encuentro algo decaído sin ninguna razón. Me faltan las fuerzas para todo, cada vez me siento más débil, como si fuese a desaparecer de agotamiento. Duermo sin sueño y los ojos se me humedecen sin corresponder a nada en particular. Pero sé que es pasajero, sé que no es nada serio, "esto" ya no me impide ser feliz (bueno, feliz... siendo fiel a la verdad ahora mismo, soy y estoy, sin más). Pero lo que digo es que esto ya no me desgarra, solo me araña débilmente.

Me provoca una satisfacción muda darme cuenta de que he crecido, que soy más fuerte. Hoy puedo levantar firme el escudo que haya de defenderme en el futuro. No quiero decir que esté listo para la guerra, pero si que no caeré al primer golpe.

Y siendo yo, es un gran logro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario