La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

lunes, 23 de noviembre de 2015

Todo suena mejor en inglés, Blue Boy


Podríamos sentarnos ambos en duales sillas nuestras, individualmente inmersos en sendos universos mentales. Decir en idiomas indescifrables que nos compartimos sería la manera exacta de explicarnos. Sentir esa especie de complicidad de tono ambiguo para recelar de aquellos que nos llevamos a la cama. No es que nos queramos hacer los incomprendidos, es que si pretendiésemos pensar en la lógica por la que se rige el mundo significaría que estamos locos. Locos de remate.

Por eso no hace falta que nos lo digamos todo o de qué manera. Repasa la conjugación de tus trescientos verbos irregulares mientras yo me plancho mi camisa, por ejemplo. Mientras, dejamos sonar alguna canción de Ben Howard que ni a ti ni a mi nos gusta demasiado pero que por estar precisamente en ese tramo, tierra de nadie, nos une, nos acerca. Nos acariciamos con nuestras miradas furtivas, con nuestras posteriores sonrisas y con comentarios del tipo: "ya está hirviendo la cafetera" o "qué frío ha hecho hoy" o "he perdido un calcetín negro. La lavadora seguramente sea un monstruo fetichista de mis pies o algo".

Te llevas un bocado de chocolate negro a la boca y justo cuando mi discreta observación me lleva a pensar que estás concentrada en tus verbos, me preguntas si creo que estás gorda, más gorda, al menos, que antes. Yo te respondo algo amable y tú sonríes. Lo cierto es que me pareces más atractiva a cada día que pasa, que pasas en esta casa. Apuntas la perdida de un calcetín porque intuyes que yo no lo tengo. Sabes, no obstante que cada vez que tiras unas bragas a lavar, las rescato yo antes, me masturbo hundiendo mi cara en ellas y las devuelvo a la bolsa de tela de la ropa sucia. No me dices nada, y, cuando vuelven a estar limpias, te las pones sin reparo porque tú también debes de sentir alguna clase de excitación con la idea de vestir ropa en la que he eyaculado.

En este erotismo discreto articulamos nuestro deseo cotidiano. Yo por mi parte me paseo, con la inocencia de un niño que hace algo bueno porque sabe que su madre lo está mirando, en ropa interior cuando tienes exámenes o una semana especialmente dura. Observas quedamente mis lunares como una cosa mágica, como un universo tuyo particular. Somos cómplices en este silencio de la maldad que suponen nuestros actos, porque nos hemos convertido en seres accidentalmente apartados de la senda de lo correcto. Conscientes de que una palabra mal articulada significa desmoronar nuestro pequeño y particular castillo de naipes, nos hablamos en lenguaje cifrado construido con cuidado para que el bando yankee no descubra nuestros encantadores mensajes soviéticos. Ya nos ves, somos niños jugando a la guerra fría más tierna del universo.
Tú tienes un novio con futuro prometedor, muy fiel, qué duda cabe; confiado pero demasiado ocupado como para dedicarte todo el tiempo que él cree que mereces. Siempre se disculpa contigo simpática y torpemente. Él, pobre diablo, sin saberlo, lo está haciendo bien, necesitas verle el tiempo que lo ves, no te conviene coincidir más o lo aborrecerías pronto. Tú te sientes culpable por no amarle. Tú novio ama todo lo que en su vida tenga que ver contigo. Él y yo estamos en los polos opuestos de la galaxia. Tú, indecisa cierva, no tienes el don de la ubicuidad, ni el don de saber hasta que punto las cosas pasan por y dependen de nosotros. De momento te debates en una posición quieta entre ambos pero en algún momento un astro te atraerá con fuerza in-intencional acercándote a uno. Dejando al otro atrás. Eso pensaba.

Yo soy algo más golfo, no voy con nadie. Soy un lobo estepario enamorado de un ser enajenado que observa al otro lado de un espejo retrogradado al absurdo. Lo que más me gusta de ti es que lees a Wilde y llevas camisetas de la princesa Mononoke. Comentaré también que rara vez consigo acostarme con mujeres. Soy algo torpe con la gente, me temo, y tampoco soy un tipo especialmente atractivo a si que tampoco comprendo muy bien porqué te gusto. Quizá por algún insuperado complejo de Electra o porque me dejo barba y tu novio no o porque yo se deletrear Beauvoir o porque me masturbo con tu ropa interior.... El caso es que siento tu ser junto al mío en este pequeño espacio de mundo que fortuitamente nos ha tocado compartir. Por eso no me duele cuando tu novio te hace el amor. Sé que no estás hecha y completa cuando sucede. Él también lo sabe y se escuda, qué le va a hacer si el pobre es demasiado rico contigo... demasiado pobre sin ti. Tú lo complaces como mero trámite. Él se escuda de sus sensatos temores hablando de un futuro juntos donde criaréis a vuestros hijos en una bonita casa en un séptimo con ascensor. Un futuro que a ti te aterra, porque quieres vivir por siempre conmigo, en tus veintitrés a mi lado. Tenerme en la habitación copulativa adyacente y llamarme con cuidado antes de las 9 de la mañana para avisarme que te vas a la universidad, que comerás fuera, que luego has quedado para comprar un disco para el cumpleaños de una amiga y que si necesito algo del centro. Yo te digo que sí, que una bufanda, que empieza a hacer frío. Te doy quince euros y tu me compras una preciosa, sobria pero juvenil. Sabes exactamente cual es mi estilo, qué es lo que me gusta y lo que me sienta bien. Eres de ese tipo de mujer. Luego yo te doy las gracias y un beso en la mejilla. No podrías vivir una vida donde no quepan más de esos besos, sin hacerte cargo de pequeños recados míos. No podrías vivir sin que yo pusiera a hervir tus cafeteras, sin que este tipo medio raro te observe mientras estudias los verbos ingleses y sin un pervertido de veinticinco, desempleado y romántico, corriéndose en tus bragas. No puedes, mi pequeña flor con vagina.

Yo tampoco puedo, parásitos mutuos encontramos nuestro ser en un siendo maravilloso.

domingo, 15 de noviembre de 2015

No te pido que me dejes vivo ni que no me dejes pasar la vida a tu lado.
Pero recuerdame de vez en cuando, al menos.
En momentos cualquiera de tu vida piensa por un momento: "uy, ¿qué habrá sido de ese chico tan raro?" con eso tengo suficiente.

Cómprame una cámara, necesito fotos impertinentes de momentos insuficientes en los que recuerde lo mucho que he vivido, porque mi memoria es corta y mis ganas de mantenerla más corta todavía. Fotografía las cicatrices de esta acartonada vida con olor a vino caro, para la pobreza de la juventud, caro; y llena de pretensiones que pretendían disimular un no-saber que me carcomía por dentro. El café cada día está más bueno. Las mujeres cada día me apetecen más. No espero ser una criatura maravillosa. Ahora me basta con no devenir cucaracha del todo. Creo que me hace falta estudiar un poco más para saber qué es lo que quiero y le pido a esta vida.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Linear frústula

El agua desciende tibia, no hay nada más que el agua.
Todo agua que se marcha, y que en su sitio queda otro agua
distintos aguas nos bañan y nos limpian. Sin la ida no habría pez que creciera
La pequeña carpa de mi mente siente el agua resvalando por ella
agua tibia, siempre tibia
Noche y día la mente se marcha al agua por donde nada mi carpa
por la gran nada de las aguas manadas
por las grandes nadas de un agua corriente
en la fresca conciencia de un ser paciente el agua transcurre
y él es consciente. Debe serlo. Sino a qué santo iba a esperar.

Dios debe ser un ente fresco.
el agua de la inconciencia hace evolucionar a las especies imperfectas
o eso dicen las mentes inteligentes
las carpas raramente rien ¿no te parece señor mente-inteligente?
por algo será.

Yo, desde luego no comprendo las complicadas alquimias que ejercen fuerzas sobre este mundo
pero tampoco creo que devanarse los sesos con estas discusiones dé algo significativo
siquiera, referencial.
A si que mejor dejarse bañar
por un agua sin contenido
Cogiendo el agua. Filtrando.
Sin complicaciones
sin subterfugios.
Sin dilatar ni contraer.
Aceptando el cuerpo que en el agua fluye
sintiendolo humedecer
consciente de su cambio líquido
Ver que el agua que ves correr ya es tuya,
y la siguiente es extraña y pacífica

Comportándome como un ser tranquilo
El agua cae, y yo siendo frío
Encuentro calor, en el transcurrir en un agua que mana clara
Las carpas son seres inteligentes.
aunque nadie lo diga nunca




Las mujeres de las que me he enamorado tienen la sensatez de no creer en el amor. O eso me gusta pensar. Prefiero pensar que son infelices y se sienten incompletas de alguna forma espiritual que se me escapa. Que están lejos luchando batallas eternas contra un invierno feroz y que yo, pese a ser un apoyo, no puedo llegar a esa dimensión donde ellas viven combatiendo un mal que las atormenta. Un desequilibrio que las hace desgraciadas.

Me hace sentir un ser humano normal y corriente. Moliente e insignificante. Un ser más sin mucho de especial. Así es como me siento si tomo está perspectiva. Digo: ¡eh! es normal, un chico de carne y hueso no puede aspirar alcanzar un plano mental de otro ser humano y no puedo esperar alcanzar eso que las acezcha y pervierte. Está fuera de mi alcanze. Si pienso en otras posibilidades, como que estén perfectamente bien sin mi, me deprimo. Porque significa que no significo ni valgo para nadie. Me hace sentir miserable e inútil. A si que prefiero quitarle siempre hierro al asunto.

Las ratas aprenden cual es el circuito en el que reciben menos descargas eléctricas. Así debemos funcionar nosotros también. No es tan descabellado si lo piensas así, ¿verdad Midori?

Es extraño lo sé, es, puede, egoísta incluso, fingirse y engañarse a uno mismo puede ser poco indicado pero a fin de cuentas no hago daño a nadie, y la verdad es tan relativa. Todo cuanto admito por verdad puede ser o estar ya distorsionado a si que porqué no distorsionar yo aquel plano real que me atormenta para invertirlo. Bien mirado, quien conoce sus debilidades puede reducir sus sufrimiento. ¿No te parece?

Aquellos estoicos que se toman la vida con todo el dolor que ella supone me parecen unos referentes bastante absurdos. Puede que haya gente con un carisma especial para soportar los tortazos pero yo definitivamente no soy uno de ellos. Para bien o para mal mi debilidad es un hecho que no puedo ocultar. Si sufro y cualquier pequeña cosa me hace daño, ¿no es legítimo hacer uso de mi habilidad epistemológica de modificar mis percepciones tal y como los estoicos hacen uso de su fuerte espíritu para enfrentar la adversidad? Cada persona tiene su talento. Quizá el mio consista en engañarme.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

el día que conocimos la lluvia

El día que conocí la lluvia, estabas conmigo
¿lo recuerdas? la conocimos juntos
bajo la ventana aquella. La lluvia se resbalaba como nuestra infancia
El día que conocí la lluvia era un día feliz
mis felices días están bajo la lluvia y a tu lado
Aunque de eso ya haya pasado mucho.
Por mucho que llueva, nadie se llevará mi lluvia contigo
porque esa lluvia y tú sois un tesoro
en forma de felicidad de aspecto húmedo

mi viento y lluvia son míos para siempre
¿sabías que nunca a nadie le he hablado de ti?
fuiste la primera, o tal vez no fuiste.
Tal vez ninguna fue ni puede ser. Desde que te fuiste
o me fui. Solo queda ya la lluvia.
Y un recuerdo de sabor triste
Y dos niños. Y dos tristes corazones con sabor a la lluvia
de los diez años.

Mi conocimiento de la lluvia es extenso.
Desde entonces la analizo con cuidado.
Me detengo siempre a observar su paso aparente por el mundo
y te recuerdo sin quererlo, sin darme cuenta. Sin pretenderlo
Porque nunca perdemos a quien queremos. Porque siempre queda un recuerdo
siempre pendiente un te quiero que se materializó en una lluvia a tu lado
Y no hacen falta palabras. Estoy harto de los sonidos vocales,
Quiero momentos guturales que no necesiten más explicación.
Como aquella lluvia.
Esa lluvia en la que descubrí lo que es querer a una persona para el resto de tu vida.

El día que descubrí la lluvia como un fenómeno maravilloso y mágico.