La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

sábado, 12 de diciembre de 2015

Chico guapo fumando como bandera del cine francés o cómo tranquilizar a un tal candidato a presidente

Los fieros finales son escritos en las comisuras de nuestros labios
No creo que quisieras ver las situaciones en las que te imagino
No sé qué quiero, ni si quiero siquiera pero poco tiene que ver conmigo
tu hermoso sexo desgraciado

Me miras desde la esdrújula amable, de la poesía onírica de nuestros neutros
mundos parciales contaminantes
de una inocencia profanada en casi todos sus orificios de los que mana
la olorosa muestra palpable de la superioridad fálica.

¿en qué nos hemos convertido? en desprestigiados flemas de una cultura escombro
cerremos nuestras bocas y traguemos saliva contaminada con esputos mutuos
hacernos la amistad como muestra turgente de revolución legítima
jugar con el lenguaje como jugamos con nuestros órganos sexuales.
Rápido, sin cuidado. Ajenos a todo contexto cordial. Hacernos y deshacernos
como tratados de paz en tiempos complicados.
Ser seres humanos vibrantes, que para eso existimos.
Para estar solos, para abrirnos de piernas juntos, y jugar a las crisis de la edad.

Te reirás de mí, Pero yo de ti por no saber conjugar la ironía de mi boca en tus pezones.
¡qué se le va a hacer si somos hijos bastardos de un Murakami obsceno!
No pienso afeitarme los genitales ni aunque me digas que se te quedan pelos en la boca.
Ya te apañarás, yo no digo nada de los tuyos y no me verás tener reparos.

Pero volvamos a la lírica sublime antes de quedarnos en la brusquedad del sexo irreflexivo
Me abruma la facilidad con la que recurrimos a la animalidad léxica frenética.
Tratemos de ser personas más respetables, más civilizadas.
Hablemos el idioma de los homosexuales y ya si acaso esta noche.
En la intimidad del horario de los gatos
destruiré tu cuerpo en aquellos orificios que reservas al pudor.
Porque en el fondo somos unos enfermos. ¿Verdad, amiga?



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