La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

domingo, 11 de noviembre de 2012

Mordió la fresa

Debía tener los ojos volados, pues no pareció notar mi presencia. La observaba desde un extremo de la sala, y ella a su vez, las transeúntes calles mojadas casi tumbada en el sofá. En su mano derecha sostenía un bol blanco con fresas y en el centro una cucharada de nata montada; en la izquierda tenía un fa sostenido, que más tarde se hizo la y luego re....
Se tumbó por completo en el sofá. Do, sol, fa. Apoyó el tazón en el suelo. Do. Y cogió una fresa manchada de blanco.
Me sorprendió cuando me dirigió la palabra sin llegar a mirarme. -¡que intenso y apasionado beso el de la fresa y que dulce y tierno el de la nata! Cuan divergentes y unísonos al mismo tiempo. Re, si, sol...
Y entonces, mordió la fresa. Fa sostenido.

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