La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

miércoles, 30 de enero de 2013

Idiotas.

En el mundo heleno no se había visto cosa tan preciosa como ella. Le cogí de la mano y corrimos hacia las cuadras. Allí cogimos dos caballos y galopamos hasta las primeras luces del alba. Nos tomó días bordear el mediterráneo. Cuando llegamos hasta Roma, ella me preguntó por qué, y yo respondí: por amor. Ella con los ojos vidriosos volvió a preguntarme por qué, y yo reiteré: porque sí.

Y al que me diga que no tenía una buena razón es un idiota.

lunes, 21 de enero de 2013

Penélope

Cuando las sonrisas quebraron su quehacer
y las cornisas de papel
embaucaron a la araña

Cuando las manchas teñidas de polvo
rescataban un ayer por todos olvidado
y las difusas líneas del horizonte se fundían en la niebla

Los sueños entrelazados con la magia de los besos
que nunca se dieron, escocían en el pecho
con atisbos de tristeza púrpura y carmesí

Por aquello que siempre quise decirte y no dije
por aquello que jamás nadie recordará
por la nada en la que se esconden tantas fantasmagorias
te dedico un adiós que pone punto y final

Tengo una araña llamada Penélope
una araña que teje porque quiere esperar
no se a que espera, cuando el viento
desteje con el tiempo que jamás volverá

martes, 15 de enero de 2013

Seas quien seas...

Quiso Dios que bellas fueran las rosas
Quiso Dios hacer del mar plenitud
Quiso Dios elevarte sobre toda cosa
Quiso hacerme Dios porque existías tú

Quiso Dios crear los colores,
Crear formas, texturas, olores
Y los combinó con exactitud
Y, de entre todas las combinaciones
La más perturbadora de emociones
La que más altera la quietud
La más perfecta de las criaturas
Capaz de volver norte el sur,
Si existió vez alguna dulzura
Esa sin duda, fuiste tú…

El demiurgo asqueado
De tanto y tanto trabajar
Cogió la idea de perfecta
Y la lanzó al mundo tal cual


sábado, 12 de enero de 2013

la dignidad de la palabra "mujer"

Cuentan las leyendas
las leyendas más lejanas
que había mujeres verdaderas
mujeres que se enamoraban

mujeres cuyos pómulos
enrojecidos delataban
un sentimiento, pétalos
como surgidos de la nada

mujeres auténticas
sin patria y sin lamento
mujeres capaces
de enmudecer a cualquier hombre
con algo más que con un beso

mujeres fuertes, decididas
con el mundo en sus manos,
otras felices y risueñas,
con un libro y un cortado

mujeres que actúan, que beben
y viven como pueden
pero ante todo, elegantes
y conscientes de su suerte

mujeres que aman el arte
 mujeres que sueñan y odian
mujeres que comparten
su alegría y a solas lloran

mujeres que sonríen
delicadas, dulces, soñadoras...
mujeres que siendo humanas
merecen ser llamadas diosas

musas de poesías
que pasan desapercibidas
ocultadas en el mundo
en que la auténtica belleza
se somete con duro yugo

Cuentan las leyendas
que hay mujeres todavía
que quedan aun princesas
que leen, por placer, poesía

Mía es una egoísta, no me acaba de gustar esta... es algo tosca y cutre, en fin, lo siento de antemano. Prometo mejorarla.

sábado, 5 de enero de 2013

La princesa y el guisante

Descendió como buenamente pudo por aquella montaña que configuraban los cincuenta y un colchones que tenía por lecho. Algo estaba destrozándole la espalda aquella noche a la altura del abdomen, que le impedía conciliar el sueño. Buscó uno por uno bajo cada uno de los somieres, pero solamente consiguió hallar un guisante entre el primero y el segundo. Se encogió de hombros y con rápida e irracional resolución se lo comió. Volvió a acostarse y se dio cuenta de que el molesto dolor había desaparecido.
Valla, pensó, solo era un poco de hambre. Y durmió plácidamente el resto de la noche.

¡Que me aspen si eso no es una princesa!


Noble

Y, sin quererlo
la lluvia empezó a caer
y en mi cuarto, marchito cerezo
se sustentaba solo de café

Expuso el animal
obviedades y oscuridades
como si todo primeras fueran
Castas caían a costa nuestra
el mundo se retorcía,
pues de caracol, se volvió la escalera

Si el mundo no quiso tenerte allí
ángel mío, vida mía.
Yo lo cambiare por ti
desafiemos lo imposible
naufraguemos en el carmesí
de las camisas que vuelan con el alba
de cristales teñidos de calor 
recuperemos por siempre París
solamente por amor.
Escribamos y triunfemos,
y que en el trazo al escribir
oigamos bramar al sol
que provoque al estruendoso cielo
y en mitad de él grabemos a fuego
nuestro nombre, en recuerdo
del bellísimo arte del errar
y de la existencia de este necio
que, tal vez, buscó sufrir
por mentirse un poco más


viernes, 4 de enero de 2013

Cuando el cerebro eclosiona

Mis sentidos y sonidos
un unísono perfecto
como dedos que teclean
un frío mármol selecto

las nubes se disipan
con el tiempo que atraviesa
las ventanas de tu cuarto.
También por las mías pasa
y entre cuentos de hadas
el fracaso llegó al amor
no sólo de recuerdos mojados
vive el hombre, o eso dicen
y tras tantas tiras de cine
y finales observados
creo que la vida es un entuerto
eterno y en este cuento
el malo, como siempre,
eres tú y soy yo
es el vino y el pasado

Dos caras inseparables
nos dicen que somos una
si supieran lo inimaginable
que resulta nuestra locura
quizás nos encerraran
o nos mataran con cicuta
más esta vida bastarda
irrepetible y sin censura
merece ser vivida
pues, solo viviendo
se consigue tener una



martes, 1 de enero de 2013

Maldita Sofía

No me gusta cuando escribo filosofía. Mi mente funciona exageradamente rápido cuando lo hago y cuando comienzo a escribir sobre alguna cosa en seguida me voy por las ramas, me alejo del tema principal y me voy a la cuestión última que ocupa la reflexión.

Estúpida cabeza.

¿Todo?

-Lo tienes todo. Me dijo.

-No, te equivocas. Respondí yo. -Tengo inteligencia, es por ello que me falta todo. Sólo aquel que es capaz de comprender el mundo es un eterno insatisfecho, ya que se da cuenta de las nimiedades capaces de dar placeres momentáneos y busca una felicidad más altiva. Felicidad... parece como un sueño ¿no lo crees?

-Si... Dijo ella con un suspiro de ensoñación. El otro nos miraba desde su posición erguida. Ella y yo estábamos tirados sobre la hierba. Contemplando el firmamento estrellado. Hacía mucho que habíamos olvidado lo que impedía que nuestros pies cayesen al vacío abstracto de nuestro subconsciente.

Él se llamaba... Friederich, por ejemplo. Era nuestro mayordomo. La hierba de nuestra espalda también era nuestra, el bosque que crecía un poco más allá, frente a nuestra posición también era nuestro. Y la enorme casa color marfil de detrás, también. Ella vestía un vestido dorado; yo una camisa blanca, unos pantalones grises rallados, un chaleco del mismo color; una corbata mostaza, y unos mocasines estrenados ese mismo día.
Friederich creía que aquello era tenerlo todo. Pobre insensato.
Si mirara al cielo se daría cuenta de la pequeña mota de polvo que éramos, que era todo y éramos todos.

Ella se alzó sobre sus pies descalzos y empezó a dar vueltas sobre si misma con los brazos extendidos en cruz. Lentamente, como si siguiese el compás de una sinfonía inaudible.

Baila conmigo Fredy. Le pidió ella.

Señorita... Replicó. Ella cerraba los ojos y se balanceaba como una hoja, como a punto de caer. El acudió, mas a prestar auxilio a su desestabilizado cuerpo que amenazaba con desplomarse que por ceder a la petición de la joven. Pero, una vez sujeta en sus brazos, volvió a pedírselo, esta vez pareció más un ruego.
-Baila conmigo Fredy. Parecía que se fuera a dormir. ¿Es que acaso no escuchas la música...?

De repente, surgió de la nada una sinfonía de viento, cuerda y percusión que envolvió toda la escena. Yo seguía filosofando mientras Fredy rejuvenecía diez años y movido por los hilos de lo inevitable, sus pies, comenzaban a moverse al ritmo de los pies descalzos.

Alcancé mi pitillera en el bolsillo trasero de mi pantalón rallado. Me puse un cigarrillo en la boca y lo encendí  con una cerilla. La agité cuando hube acabado y solté una bocanada de humo....

Me incorporé y ellos seguían bailando. Sonreí y, expectante, contemplé la escena.




¡Quien del aire vivir pudiera...!