Si tan solo tuviese una cabeza
que separara el bien y el mal
si mi espada tuviera una moral
además del egoísmo y la pereza
El soñar desprevenido
la dedicación del corazón
a lo que por la razón
debe ser atendido
me hizo caer en el error
de que nada se había perdido
Un mundo, mi ilusión
en cristales rotos la vi volverse
y las sirenas lloran su pérdida
y cantan donde nadie las escuche
por siempre...
Ya solo queda este espantapájaros
esperpento de la pena
alza la mirada entre los álamos
buscando hundirse en el cielo
y que llueva.