Pusieron
en mis manos
la
corona de este mundo
sonreí
y devolví lo prestado
entre
morir
o
sumirme en lo profundo
prefiero
lo primero
y
con desprecio os sonrío
mientras
me río por dentro
Me
considero un príncipe
con
todo lo que conlleva
su
idealismo, su poética
desde
el prologo hasta el índice
Y
nada tengo yo que ver
con
este mundo necio
de
él nada deseo
que
se las apañe solo él,
no
intervendré
ni
tomaré responsabilidad alguna
si
él mundo se desploma
será
como si cae
cualquiera
de mis plumas
Todo
reino está condenado a fracasar
hasta
el más grande y esplendoroso
si
fue hecho por el hombre vulgar
no
ha de mantenerse,
por
el hecho de ser material
ya
anotó su nombre la muerte
Y es
que solo los ideales duran
solo
los inmortales no perecen
un
humano firme en la lucha
príncipe
rendido a su suerte
que
entre terrones de azúcar
endulza
una vida breve
soñando
con despertar
como
recuerdo intempeste.
Como
unos principios, un ideal,
deseo renacer en mi muerte
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