La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

jueves, 25 de septiembre de 2014

De las mentes tristes

hoy me suicido
con plena conciencia de que no hay un más allá
la mente me vuela sin recuerdo ni pena

La fatiga de la vida hoy alivio,
los caminos de mi irónica crónica dan fin
una vida de rata a la que le dio por pensar
el eco del sueño que pesadilla se ha declinado
Más allá de los peñascos, contra la arena muere el mar
Su sal me invita a hundirme en él.
y no me quiero hacer de rogar, alma y cuerpo van con él
pero solo uno ha de quedar,
él otro, no será ya más

¿Seré capaz? ¿podrán mis tripas soportar el dolor brutal?
¿Acaso éstas no se han batido ya en mil duelos
contra el penoso enfrentamiento que representan los días de vida?
¿Qué es la poesía sino un eterno vivir sufriendo?
un mundo ajeno, no tuyo con el que no puedes lidiar
Un mundo que sin hablar te hiere.
y que, sin hacer, te va deshaciendo

Yo que creí que la vida no me quería
yo que nunca sentí patria como lugar
fui yo quien nunca supo querer
fui yo el necio que siempre creyó merecer más
Por eso morir, morir y no mentir más.
Es suficiente.

Mi agonía es merecida
gracias doy a mi vida
vida de perdedor
vida bulímica que hoy se extirpa
tripas, ojos, corazón...

Nunca existí, nunca dejé de buscarme
nunca deje de negarme y engañarme, me sobrestimé
y me pido perdón
pues el error fue no querer aceptarme
Como mundano humano
animal sin redención
destinado al polvo galáctico, de una nada solitaria sin reflexión.
sin ser pensado. siendo versos vacuos.
un soplido, una porquería....
¡Cuerda, árbol! ¡Adiós!
¡No aguanto más!

Olvídenme todos.
¡quemen mis folios!
Mi vida ha sido un error en sí mismo
fuera lo vivido.
Fuera fuego y furia que fui
arda mi yo y las memorias de mí

Maldita araña enferma,
destinada al olvido
tú que tanto mueres dime
¿por qué nunca me suicido?
Ni para eso tengo valor.
Ni para eso sirvo.
¿qué soy yo?
mera abstracción.
Un huir de lo que siempre he sido
¿qué soy yo?
El frío de toda una constelación
ser inerte con un corazón entretenido
en bombear una sangre negra
por la lastimera vida que alimenta.

Más hueco que la luna nueva.
un saliente impertinente
un independiente,
un error del sistema
mi propia presa.
Príncipe y carroña
mi sinrazón y dilemas
¡quemaré hoy mis quimeras!

una mancha en un pentagrama
que ni está, ni suena,
ni se le espera, ni se le añora,
que no se amputa...
y, en sí, se gangrena

mi vida ¡que drama!
mi muerte una adquisición
un descenso al contexto de una nada
¿nada? ¡ah, que elegante!
No soy nada
y para la nada, el mejor sitio
es ninguna parte...


sábado, 13 de septiembre de 2014

Palabras de aquel que no quieres ver en vida

No buscarte es la manera de negarme
pensar la forma de agonizar
la araña teje la tela de la oblicuidad
y salen nuestros retratos superpuestos

que ironía más enfermiza y corrupta
mi amor, si es amor, es de mí lo que más indigna
y me niega, y me consume, y me envenena, y me pudre
y un millón de horribles etcéteras

A si que se acabó.
Aun no se cómo pero te confino
a mi caja de Pandora interior

Tendrás espacio de sobra
porque contigo se acabó mi yo,
y conmigo, todo mi miedo anterior.

Ahora sí, solos tú y este ser abyecto que te tiene admiración insana.
Toma este trapo, sucio de sangre negra,
sabe que hubo un día en que osé llamarlo corazón.
Haz con el lo que te parezca, de hecho, ya puestos. ¡cómelo!





















La culpa no es tuya. Nunca lo fue, es más ¿culpa? ¿de qué?. Soy yo...
extraño hasta decir basta.

El amor como forma trágica de entender el mundo

A lo largo del recorrido de nuestra cultura, diversos personajes influyentes han querido expresar de forma escrita diversos modos, desde su juicioso raciocinio, en que se deben afrontar el complicado conflicto del vivir. Se ha querido buscar en la intelectualidad nuestra ascendencia divina con el fin de auto-convencernos de que la concordia y la ley puede regir las relaciones sociales.

En el ámbito académico se ha entendido que ha lo largo de la historia no se ha desarrollado una evolución sonada de los conflictos más básicos que ocuparon nuestro pensamiento.... Pero desde que empezamos a pensar en la cuestión de la voluntad, la libertad, la justicia, el conflicto hay un punto central en base al cual hemos articulado nuestra esencia humana: la convivencia. Nadie refuta la idea de que la sociedad es la mejor de las formas posibles de situarnos en el mundo como ser humano. Y como ser humano necesitamos del otro como componente indispensable para dar sentido a un yo y partiendo de esta base, decimos: "Aun desdichado e infecto de inhibiciones deseo morir en una comunidad que me quiere y necesita". No indagaré ni en la necesidad básica inherente a la persona que busca en el otro una afirmación por contraste de sí mismo, ni en teorías contractualistas o mitos prometeicos que poco vienen al caso, hasta ahora sólo planteo la necesariedad y aceptabilidad de que goza el modelo social en la conciencia humana.

De modo que aquí reside el horizonte de convivencia. La sociedad no se plantea porque es el principio básico para desarrollar nuestra propia existencia. Si no deseas la sociedad estás en condición de no ser comprendido como ser humano. Aun vertientes catastrofistas o pesimistas que afirman que la sociedad tiende hacia la negación de nuestra humanidad y es el escenario rey de la discordia, lo terrible y es cuna de toda maldad; no plantean la sociedad como un hecho contingente que ha acaecido por pura casualidad fatal. Lo insondable de nuestra condición, ha sido la búsqueda de la relación social, para bien o para mal, tanto si ello implica el arder del mundo, somos y nos entendemos en comunidad.

No pretendo ahora indagar sobre el origen psicológico-moral de esta inevitabilidad, lo que está claro es que a partir de estas relaciones surge la historia, la gran obra o gran despropósito de Dios. Con un desarrollo trepidante y un nada predecible desenlace. Una historia plagada de avances y retrocesos, discordias y concordias entre pueblos, países y colectivos. Siempre se creyó que con el florecer de la razón, las disputas serían reemplazadas por un proyecto colectivo de paz y justicia. Pero aquella revolución tan floreciente de la reforma protestante, la revolución cultural del renacimiento y el humanismo y el movimiento político ilustrado hace tiempo que fracasó estrepitosamente. El Leviatán siguió ahí, solo cambió las manos que lo invocaban y la historia se volvió en una lucha de voluntades, colectivos se unían para defender su postura de bienestar. La política que estaba para contentar a todos se volvió una guerra de trincheras, un toma y daca entre masas, capitales, iglesias, minorías emancipatorias..., y la propia afirmación personal nacía de la militancia en un bandos. Cada vez que un movimiento alcanzaba el poder su gestión resultaba fracasar y nadie de entre estos primigenios hijos de Dios parecía tener respuesta a la complicada cuestión del vivir. De hecho ¿alguna ve hemos estado más perdidos que hoy?

Hace tiempo yo mismo creí en una sociedad donde las injusticias fueran sometidas bajo el yugo de una recta justicia y un debido cumplimiento eficaz de todos los derechos de que por fin gozarían toda persona y animal. Pero viendo la fragilidad con la que los principios y los valores se corrompen y se consumen en una ceniza rancia de conformismo y falta de fe he comprendido que nada puro y perfecto puede salir de un ser no puro e imperfecto. Por eso he dejado de creer en la revolución y el cambió como forma de alcanzar la perfección, quizá como medio de alcanzar algo mejor sí, ¿Pero mejor para quién y hasta cuando?

¿El mundo arderá por acción y causa humana? Es una pregunta a la que sencillamente no puedo responder, no creo que nadie pueda. Pero aunque espere cosas buenas de esta sociedad, lo que se construya por algún lado en forma de derecho o reconocimiento decrecerá por otro en forma de carencia o retroceso. Supongo que todo seguirá en perpetuo cambio pero persistirá la dualidad, nada sera ni insoportable ni idílico, sólo habrá un insignificante insecto llamado ser humano que irá tapando agujeros en la quilla de su propio barco mientras unos nuevos van apareciendo, un barco a la deriva, y sin rumbo fijo, que ni se hunde ni flota del todo. Y ninguna revolución cambiará el curso de este vaivén loco y desenfrenado, por muy sensato y cabal que sea la fuerza revolucionaria, el ser humano lleva la sangre infecta con la incapacidad de alcanzar aquellos ideales que es capaz de imaginar. A modo de tragedia griega el ser humano se topa con un destino que está por encima de su elección y no es sino víctima de lo que le acontece. De forma más o menos consciente, él ser humano es sin posibilidad de indulto, responsable de cuanto le ocurre. Lo trágico en el hombre no es que le suceden cosas malas por azar aciago, sino que es por sus semejantes que le pasan cosas buenas, y es por sus semejantes que corre infausta suerte, y aun así el hombre, desea al otro. El hombre nunca tira por la borda a aquel que sostiene la antorcha que puede hacer arder el mundo, temeroso de mirarse algún día las manos y descubrirlas engullidas por las llamas. Pues ¿qué niño nace deseando causar dolor? Ninguno, pero por alguna razón el ser humano ha llevado a la sociedad a devastar y la sociedad a su vez nos hace partícipes, piezas de su engranaje mecánico. Sociedad, máquina de devastación y progreso, y siempre, siempre, siempre, la preferimos.

"Es por eso que yo no creo en la revolución. Yo solo creo en el amor."

Con esta perspectiva del mundo, la siguiente cuestión es inmediata. En una sociedad que se estanca sin remedio en un compendio de errores y virtudes. ¿Dónde me sitúo yo? ¿Dónde encontrar sentido? ¿Qué hacer?...

Amar. El ser humano ama, hasta Schopenhauer aunque le costara admitirlo. El amor del que yo hablo consiste en centrar la atención, el mimo, el cuidado, la preocupación, el tiempo y el esfuerzo a aquel objeto de amor. Hay quien verá en esto un conformismo insultante casi, una posición egoísta, interesada, individualista, conformista; habrá a quien mi posición le parezca tóxica y dañina a nivel social y cultural. No trataré de pensar una defensa para tales acusaciones, lo mejor será aceptar que son legítimas y aceptables y animo fervientemente a mis retractores a seguir enfrentando mi condición pesimista.... No es que no me preocupe mi situación, es simplemente que nunca he sentido este barco como mío, ni parte indispensable de su tripulación. Me he sentido siempre dentro de una burbuja permeable que me impedía tocar el mundo y sentirlo mio. Detrás de mi cinismo hay un fuerte sentimiento de orfandad por parte de un mundo que nunca me reconoció legítimo. Por ello pues mi posición en el mundo es amar y dedicar mi tiempo a las cosas que amo, evitando aquellas que no me inspiran ningún interés ni preocupación. Esto es centrarse y disfrutar egoístamente de lo que tenemos, nutrirse con la delicia de los placeres intelectuales y gozar desmesuradamente de los pasionales hasta morir de vicio. Es en el amor y el estudio de las bellas artes representativas e intelectuales donde he encontrado un refugio, un camarote personal donde verdaderamente me siento realizado.

Por supuesto este modelo de vida no es apto para todos, también otros tendrán ideas más positivas o negativas sobre lo que significa e implica la sociedad, esta es sólo mi percepción parcial y temporal del mundo, más o menos acertada, lo que está claro es que es plausible. Además...

"la sociedad necesita de idiotas que se crean esa ingenua floritura poética comunista para que el mundo siga girando hacia ninguna -quizá alguna- parte que no me importa. Sólo digo que en mi camarote que no pregunten, que no perderé ni apetito ni sueño si a este desmesurado compendio de despropósitos le da por derrumbarse ahora"

Araña.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Crítica a "Hard candy"

Anoche, como tantas otras noches, no tenía nada que hacer y se me ocurrió ver alguna película de mi secretamente amada Ellen Page: Hard Candy.

Creo que nunca lo he pasado mejor pasándolo mal que con aquella película. Un argumento relativamente sencillo: una chica de catorce años queda con otro chico bastante mayor que ella que ha conocido en un chat y ella le insiste hasta convencerlo de ir a su casa después de la cita. A partir de ahí la cosa va a mejor o a peor según con quien simpaticemos (lo lógico sería hacerlo con el chico porque la chica en un primer momento parece una pirada con alguna clase de trauma). El escenario de la película, salvando cinco o diez minutos del principio se limita a la casa de él y toda la acción transcurre guiada por una interpretación magnifica de Ellen Page que va descubriendo el pasado y los secretos de Jeff el fotógrafo. Es una trama basada en la confrontación de dos personajes donde no acabamos de adivinar quien es el bueno y nuestras iniciales suposiciones van cayendo con la sutileza de castillos de naipes conforme avanza la película. El avance de la acción va acompasado con escenas verdaderamente angustiosas interpretadas muy satisfactoriamente por parte de Patrick Wilson, que en ningún momento resultan gratuitas; así como en ningún momento se nos deshace el nudo en el estómago de la tensión que genera. Mencionar también la fantástica banda sonora de Blonde Redhead, Elephant woman.

Una película que retrata la angustia, el sufrimiento, la desesperación, el dolor, el terror, la venganza, mientras te cuenta una historia de lo más intrigante, sorprendente y desgarradora.

Tiene un final abierto pero más que satisfactorio, donde lo que venga después no nos importa, porque hemos llegado a la catarsis principal de la obra, donde todo ha ganado sentido. Donde todo ha quedado como debe de quedar. No tiene mucho más que comentar, una película con elementos y argumento sencillo, pero con interpretaciones muy sugerentes y con una acción dramática fabulosa. Un diez de película.


domingo, 7 de septiembre de 2014

La constelación de absurdo a primeros de septiembre.

Me queda cerca de una hora para irme a practicar deporte y no me da tiempo a verme una película. Me gusta ver películas, pero lo cierto es que rara vez me suelen gustar mucho. Me he vuelto algo crítico, no creo que sea algo malo, de hecho no lo es en absoluto, pero me gustaría encontrar alguna película que me gustara de verdad... y lo mismo me pasa últimamente con los comics y eso me pone de bastante mala uva....

Me aburro condenadamente, quiero que empiece el curso y sentir que el mundo sigue girando como yo por mi habitación. Tal vez un día de estos empiece con algún relato nuevo, pienso en nuevas historias pero todo son referencias nada disimuladas de la última película que he visto o simplemente escenas que siempre me tienen a mi como protagonista. Tengo una imaginación tan reducida como inmenso es mi narcisismo. Pero todo es una fase, enseguida llegará algo nuevo... siempre me pasa, sólo me quejo por quejarme, porque tristemente no me da tiempo para ver una película entera y me quejo de que tengo que ir a practicar deporte, y no me apetece. NADA EN ABSOLUTO.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Crítica a "Blue is the warmest color" (La vida de Adèle)

Me encuentro con sentimientos contradictorios con esta película. Me falla demasiado argumentalmente partiendo de que no sé nunca en que momento de la vida de la chica me encuentro, ocasionalmente descubro que acaba el instituto, que empieza a trabajar y que deja la casa de sus padres para pasar a vivir con su pareja.... Me siento estafado cuando descubro con el personaje de Emma hechos que desconocía y que lejos de dar la sensación de sorpresa, me traicionaron como espectador. Comenzando una película que parte con la presentación y desarrollo de un personaje no puedes darme de forma tan velada datos relevantes, porque cuando Adèle presenta sus escusas no me las creo. Me descubro con cara de tonto cuando me hallo espectador parcial de una historia en la que como si de un libro roído se tratara, no me han contado una parte fundamental, si no era de Adèle de quien estaba viendo su historia ¿Qué hago aquí? ¿Qué estoy viendo? Me sitúan en una situación en la que me siento ignorante de cuanto pasa. Nada me deja adivinar lo que reconoce Adèle la noche que llega a su casa que marca un punto de inflexión en la historia y algo tan significativo lo pasen por alto es algo que no le perdono a la película o tal vez soy yo quien ha desarrollado una empatía con la pareja y no quiere verlo pero esto a su vez me lleva a pensar ¿Cuan legítimo es incluir en una historia algo para lo que no estoy preparado, algo que no preveo, algo que aflora con esa precipitación? (Aun en el caso de que la infidelidad estuviera completamente injustificada, que fuera un hecho egoísta, quiero ver a Adèle equivocándose, siendo la hija de puta que ha resultado ser o si no me lo cuentas todo de otra manera, como en el comic) y ¿cómo es que de repente Emma sabe más que yo? ¿En que momento se me presenta que ella pueda albergar alguna sospecha? Me echan a la cara un cubo de agua completamente destemplada y participo de una escena bochornosa que aun no consigo digerir... El problema radica en que hay un cambio brusco en la narración de los acontecimientos, mientras se han encargado de hacer del principio un seguimiento claro de cuanto en la historia pasaba, de pronto cambian y el secretismo deja lugar al aturdimiento y a la incredulidad. Desde mi punto de vista fracasa.
Es una forma de hacer las cosas diferente, pero lo diferente no es la bandera que muchos han querido ver para amparar las malas decisiones.
Otro hecho nefasto que cuya valoración comparto con una amplia crítica es que no se muestre parte fundamental de la historia en la cual los padres de Adèle poco menos que la tiran de casa cuando descubre su condición sexual. Demencial que algo así no entrara en pantalla. Injustificable y penoso.  

Además la ausencia de planos de transición entre unas escenas y otras generan poco menos que bofetadas visuales a todo aquel que no esté preparado para ver un cúmulo de escenas de muy variado "calibre". Es un sentimiento similar a cuando estás en una habitación oscura y entras en una muy iluminada, incomoda hasta que vas ajustando tu cerebro para meterte en esa nueva situación. La película no te pone las imágenes fáciles de recibir, no tiene porqué hacerlo, pero habría agradecido que lo hiciera.
No quisiera que pasara por alto tampoco en esta crítica que el doblaje castellano, es muy deficiente en algunos puntos donde se arma barullo o se unen los comentarios de varios personajes. Pero es algo con lo que puedo vivir.

Pero no todo es susceptible de quema. Empezando por la maravillosa interpretación de Adèle Exarchopoulos (Adèle) y Léa Seydoux (Emma). Las escenas con conversaciones de arte y filosofía me cautivan por ser mi mayor pasión a titulo personal, por lo que no puedo ser imparcial. La película gana madurez conforme avanza y la evolución del personaje que acabamos viendo en un marco general llena la película y la convierte en interesante durante tres horas, que se dice pronto.

El ritmo que tiene al principio de la película me parece ideal, sosegado y tranquilo, aunque los personajes estén llenos de angustia y desconcierto crea una atmósfera muy placentera y sublime. Pero conforme avanza unos sucesos se enlazan con otros sin dejar apenas espacio para ese ritmo pausado del principio, vemos a un personaje arrojado a la madurez y desamparado y es donde la película se vuelve más pesada, es un cambio que no acabas de percibir con naturalidad pero lo asumes y no le resta interés al film. El ritmo lento de nuevo que se retoma en el final donde prácticamente no se desarrolla acción y se limita al retrato de la tristeza y la angustia de Adèle con mucho acierto, la escena de ella llorando en el banco donde se besaron por primera vez me parece de lo más tierno que he visto pero quizá sí me sobraban minutos de clases de párvulos.

El asunto que más polémica ha levantado sin duda es la recurrencia, para muchos excesiva, de escenas sexuales lésbicas. Mi opinión a ese respecto es clara. No me aburrí de ver primeros planos de Adèle mirando por ventanas como no me aburrí de ver escenas de cama. Es una historia de jóvenes y lo que se deja ver en la historia es que el sexo y la espiritualidad del placer carnal femenino, es el pilar más firme sobre el que se asentaban sus emociones mutuas. Hay quien ha querido ver en esas escenas una burda forma de hacer pornografía comercial, a mi me transmitían mucho mas. Parte fundamental de la historia no se entiende sin oír ni ver a Adèle teniendo sexo. Además las dos están buenas de que te cagas.

Creo que esto es todo cuanto tengo que opinar de la película. Puntos muy débiles a nivel de guión y puntos muy fuertes en interpretación. Una película que se ha llevado más premios de los que merece y que habla muy mal de la critica cinematográfica actual completamente corrompida con la idea de convertir en arte algo chocante independientemente de que sea mediocre. Pero ¡eh! Léa Seydoux con el pelo corto y azul es extremadamente sexy.


lunes, 1 de septiembre de 2014

Todo es en el fondo más fácil de lo que parece. Últimamente tengo la sensación de que al fin estoy en mi sitio. No ha cambiado nada, quizá solo mi actitud, quizá sólo ha hecho falta mirar hacia dentro. Tras devanarme los sesos sufriendo al ver mi propia camiseta desencajada he descubierto que no era la camiseta la que estaba del revés, sino que era yo el que le daba la espalda al lado correcto. Estoy seguro de que un viaje me habría ayudado. Últimamente le estoy dando muchas vueltas y hay algo que me gustaría hacer. No ahora, no como un proyecto sino... más bien como un apetito. Hace tiempo descubrí una página donde ofrecían trabajo no remunerado en plan "quieres viajar o conocer tal sitio" pues por trabajar en esto tienes comida y alojamiento. Me gustaría irme un periodo sabático al campo, trabajar en el campo. Sí, ya sé que tiene que ser durísimo trabajar de sol a sol por 0 perras. Pero creo que una parte de mí me pide constante e incansablemente ponerme a prueba. Además de que me gustaría aunque fuese por poco tiempo conocer algo diferente... levantarme y acostarme temprano, dejar móviles, lavadoras, coches y transporte público, comida envasada al vacío, ascensores, ruidos y humos, aceras con baldosas con patrones endemoniadamente hipnóticos que te obligan subconscientemente a andar pisando -o no- las rayas del suelo... y esas cosas que odiamos las personas extravagantes. Lo cierto es que aquello que primigeniamente pasó por mis ojos de refilón, en lo que apenas reparé, ha estado últimamente ganando terreno en mis pensamientos como una marabunta gana terreno a una vegetación nada peleona.

Periodos sabáticos en el campo... que cosas...

Jaulas y pájaros.

La libertad consiste en lo cerrados que quieras tener los ojos.


Últimamente he desaparecido como persona, quería no centrarme en nada en particular. Dejarme llevar por mareas de viento que discurren entre la gente sin mayor aplomo. Quería reinventar mi persona y creo que lo he conseguido, ser autónomo. No depender de nada ni nadie para sentirme a gusto, en paz. Ni contento, ni triste; simplemente sosegado. Tranquilidad. Era todo cuanto buscaba, quería dejar de mirar fuera y mirar dentro, reducirme a un yo puro y sin asignación. Ahora mismo me encuentro bien. Como nunca me habia sentido. He llegado a un estado vital idílico. Ahora mismo mi ánimo es intocable.

Con esta liberación he comprendido que todo en este mundo es cuestión de perspectiva. Cuanta más perspectiva eres capaz de abarcar, mejor respondes ante todo. Parece una tontería, pero ahora soy capaz de ver la intención y la condición detrás de las palabras y los actos, y ante ellos, sé donde situarlos, para que algunos lleguen dentro de mí y otros no.

He decidido replantearme en el mundo, como un ajente activo y receptivo a la vez, hacer y verme haciendo. Moverme mientras miro mi reflejo activo, para poder volver a enamorarme de mí mismo como aquella vez hace tanto tiempo... como aquella vez, cuando solo era un niño.

Últimamente pienso en la unión cosmica entre los principios lógicos y la creación artistica armónica. Quiero decir, si en realidad el arte armónico guarda un equilibrio intelectual medido. Como esferas que caen a un lago y provocan ondas y movimiento preciso pero no violento. Los principios matemáticos no serían más que el primigenio cimiento sobre el que se asienta la belleza pura aunque no acabamos de encontrar el enlace entre lo uno y lo otro. Me gusta metafisiquear sobre conceptos y definiciones.

Con esta quietud de ánimo no estoy seguro de poder escribir algo de poesía. Pero no me importa. Nunca quise ser poeta de todos modos. La poesía en mí fue accidental, así como accidental será su fuga, accidental e inadvertida. El mundo no pierde gran cosa con esta carencia poética.

Así es como están las cosas.

Jaulas y pájaros.