La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

jueves, 27 de diciembre de 2012

Artistas

-No seas tan arrogante, Salom. Me dijo desde su esquina con la copa casi en los labios.
-Arrogante es lo único que se ser.
Desvió la mirada, sabía que no me cambiaría, era un ser imperfecto y lo sabía. Pero pasado tanto tiempo nada podía cambiarme y, sinceramente, hubiese respondido con desagrado a uno de sus discursos idealistas, aunque lo necesitara. Bebió resignado. Yo salí cabreado. Aquellos jóvenes idiotas creían saber lo que era el arte ¡creían hacer poesía, por Dios!. En el fondo de mi corazón me odiaba y me detestaba. Yo también fui joven y creí hacer poesía. Pero debía reconocerlo, a su edad me hubiera dado con un canto en los dientes si hubiese tenido a alguien a quien llamar poeta, y al que mostrarle mis escritos me supusiera un honor. Quizás me sobrevaloraba, o tal vez lo hiciera el resto y yo hubiese acabado por creerlo. Fuese como fuese estaba enfadado y no sabía con quien y eso me cabreaba todavía más. Era insoportable, pero no podía evitarlo, aquellos proyectos a artistas no daban ninguna confianza, eran inmaduros e ideológicamente débiles; pusilánimes e incultos, no tendrían donde caerse muertos, y la culpa habría sido mía.
Volví. Abrí la puerta con arrebato y les chillé desde ahí:

Si queréis escribir bien, pensad como viejos! Y me fui.



Malditos dadás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario