La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

viernes, 28 de diciembre de 2012

Uno.

Desde la penumbra anonadada
Pendía el hilo de sus piernas
Apoyada en el hipotético pilar
se erguía su columna sublime

Tan curva y pura
puramente femenina
sus facciones delicadas
parecía que rezaban
a una cruenta amargura

Desechó el vestido negro
como quien descarta un dos de picas
su belleza, intacta
parecía que llovía

Golpeaba encarecida
la lluvia sobre el tejado
y apenas, justo al lado
gente hablaba de poesía

Más hablamos nosotros de ella
y no emitimos sonido alguno
deje mi libro sobre la mesa
y, cual nata y fresa,
nos volvimos, los dos, uno.


No hay comentarios:

Publicar un comentario