La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

viernes, 31 de mayo de 2013

Aure

La belleza marchante
andante con la hermosura
de un ciervo ¡elegante!
la única a tal altura.

Y nuestros ojos
abrasantes del tiempo
no fueron hechos
sino para quemarse entre ellos
para fundirse como cielo y mar
para leerse y narrarse
el amor que suspiran

Y nuestras manos
escultoras de belleza
no fueron hechas
sino para tocarse y sentirse
y trémulas entrelazarse
como rama y roca
y, siendo ellas
volverse las dos, una sola.

Y nuestros labios
vocales del sueño
no fueron hechos
sino para serenar el estruendo
del tedioso mundo terrenal.
Nuestras bocas, sin mal
como sirenas se tientan
a caer en ellas
y nosotros hijos de la dulzura
caemos, y en el beso
se unen arena y olas.
El universo enciende su silencio
y detiene el viento su paso.
En el sueño se para el tiempo
y nosotros, compañeros de la pluma
sin prisa, con roce sincero
despertamos a las musas.
Nuestro beso es el rojo
que mancha este cuadro dantesco
y le da vida en la pincelada
nuestras manos y miradas,
incesantes,
rematan unidas la jugada,
 y la soledad derrotada
acepta con honor el jaque mate


viernes, 24 de mayo de 2013

Preguntas...

 

 La verdad es que cuando la vi no pude evitar sonreir, es una frase con la que coincido plenamente. La razón por la que inicié esto no fue para escribir sobre poesía o algún que otro relato, sino para descubrir quien era a partir de la plasmación de mis sentimientos, ideas, opiniones... y creo que estoy progresando, poco a poco estoy creciendo y tengo el presentimiento de que todo esto sirve a algún propósito, lo que tengo en mi cabeza es lo que yo soy, y lo único que me importa es poder conocerme algún día, y el dia en que comprenda lo que soy sabré cual es mi propósito. Ese "por que" que siempre busco me será revelado.

Creo que estoy aqui para enseñar algo, para mostrar algo al mundo, algo maravilloso y artístico. Pero antes de enseñarlo debo aprenderlo. Debo aprender, por ahora, refinarlo en mi cabeza, y prepararlo con delicadeza para ser mostrado al mundo. ¿Quién soy? Soy Príncipe Destronado. Nacido de las delicias, y arrancado de ellas. Mezcla de lo ideal y lo drámatico. Hermano del amor y la locura. Alumno de las palabras. Ángel privado de alas. Hijo y padre del arte, de lo bello y del sentimiento. Dramático por afición, amante de causas perdidas... Yo soy sólo un ahora. Un ahora que vuela en cada momento. Soy un ser efímero, al igual que todo lo bello. Soy la última nota de una sinfonía que te inunda los ojos y te arde por dentro.

¿por qué estoy aquí? aun no alcanzo a comprenderlo, más persevero, debe existir una razón. De lo contrario yo estaría muerto, o al menos no tendría esta inquietud. La vida debe ser algo más que esta cáscara. Y siento que lo más profundo de mí intenta salir de su carcel y mostrarse al mundo.
La razón de mi ser ahora mismo es dejar patente que algún día existí. Pasar a la historia, como artista. Como un gran artista.
En definitiva, no morir.

miércoles, 22 de mayo de 2013

La tierna música de Black

Si la risa es la cornisa
de una ventana de lamento
y te vistes de negro
porque sientes negra tu agonia
sabe que las estrellas te guardan
y que guardan maravillas.
 si la lluvia te empapa
no está de pasada
es porque está de rodillas
frente a ti

Tú, reina del vacío
has hecho de lágrimas un lago
y te bañas en el ratos largos
porque las lágrimas no dan frio.
Sé bien como te sientes
yo fui estrella. Te contemplé todo el camino
no llores reina de picas
ni sufras más por el olvido
que yo te recuerdo,
y tu tormento
se reparte a medias conmigo

Leo en tus pensamientos
y veo que estás confusa
 y te rehusas
a quitarte sufrimiento

Estas cómoda en el hielo
y en la sombra, en tu reflejo
quieres esconderte

Y sientes que estás sola
pero las estrellas, por siempre
te guardan, recuerda,
¡sé fuerte!

viernes, 17 de mayo de 2013

El gato pardo que ignoraba la luna

Lo sé. Voy al revés. No es algo que me guste. Es algo que es así.
Qué es para mi la poesía... esa es una pregunta difícil de responder... La poesía es la que me comprende. Mi gran amor y la enorme espina que me atraviesa el pecho de punta a punta. La poesía son mis alas, con las palabras siento que me despego del mundo, digo lo que quiero decir, sin tapujos, sin preocuparme por si alguien no me entiende. Es mi catarsis, el abrazo por la espalda cuando te sientes solo en el mundo. Es aquello que da a mi vida singularidad con respecto a otras. Habrá otros que se hagan llamar Guillermo. Los habrá también que se hagan llamar poetas y artistas. Los habrán que les guste la filosofía, y también las mismas canciones que a mí. Pero...
Nadie sabrá quien es Mía o lo que significa para mí. Nadie puede quitarme eso, ese cacho de mi alma representado con voz y forma de mujer. Ella es mi poesía y su razón de ser no fue la de ganar concursos.
Hay cosas imposibles porque trasgreden su propia naturaleza. El amor no fue hecho para ser comprado, la belleza no fue hecha para durar por siempre, los locos no fuimos hechos para ser entendidos, los genios no nacieron para ser olvidados.
Si mi poesía buscara progresar, y convertirse en la más rica y hermosa jamás escrita la presentaría a concurso con el fin de enseñarle al mundo su belleza. Pero dudo que alguien que no soy yo pueda apreciarla en todos sus sentidos o aspectos. Su función sólo es para conmigo, para satisfacerme la necesidad de expresarme de chillar aquello que siento en forma de verso.

Más allá no hay nada.

-¿Y después?

-¿Después? Eterna oscuridad...




























A veces el mejor tesoro no es el de más riquezas, sino el mejor escondido...

jueves, 16 de mayo de 2013

¡Despierte la novia!

Madrugadora mira a la ventana
y lo ve llegar con su caballo,
El pecho se le para
y, al instante, vuelta a odiarlo

Era su perdición, su final
su oscura red, sus miedos
Pero hasta en el mismo infierno
pasaría, por estar con él, la eternidad

Pero eso pertenece al pasado
y el pasado no debe retornar
¡despierte la novia la mañana de la boda!
Despierte la novia... ya no hay vuelta atrás


Moriré tranquila sabiendo, que ningún hombre se ha visto reflejado nunca en la blancura de mis pechos.

Esa es la espina...

Estos últimos días estoy recordando aquella maravillosa obra de teatro que interpreté con mi amiga Rocío hará ya un par de años. Cuanto más lo pienso y la releo más maravillosa me parece y más me alegro de haberla hecho con ella. Aquí va lo que interpretamos:

Criada: ¿¡Tú!?

Yo: Yo. Buenos días.

Criada: El primero

Yo: ¿No me han convidado?

Criada: Sí.

Yo: Por eso vengo.

Criada: ¿Y tu mujer?

Yo: Yo vine a caballo. Ella se acerca por el camino

Criada: ¿No te has encontrado con nadie?

Yo: Los pasé con el caballo

Criada: Vas a matar al animal con tanta carrera

Yo: ¡Cuando se muera, muerto está! (pausa)

Criada: Siéntate. Todavía no se ha levantado nadie.

Yo: ¿Y la novia?

Criada: Ahora mismo la voy a vestir.

Yo: ¡La novia! ¡Estará contenta!

Criada: (variando la conversación) ¿Y el niño?

Yo: ¿Cual?

Criada: Tu hijo

Yo: (recordando como soñoliento) ¡Ah!

Criada: ¿Lo traen?

Yo: No. (pausa. Voces cantando muy lejos)

Voces:
¡Despierte la novia
la mañana de la voda!

Yo:
Despierte la novia
la mañana de la voda

Criada: Es la gente, vienen de lejos todavía.

Yo: (levantándose) ¿La novia llevará una corona grande no? No debería ser tan grande. Un poco más pequeña le setaría mejor. ¿Y trajo ya el novio el azahar que se tiene que poner en el pecho?

------A partir de aquí escribo sin mirar el libro------

Ella: lo trajo

Criada. No salgas así.

Ella: ¿Qué más da? ¿Por qué preguntas por el azahar? ¿Llevas intención?

Yo: Ninguna, ¿qué intención voy a tener? Tú que me conoces sabes que no la llevo. Vamos dime ¿quién he sido yo para ti? abre y refresca tu recuerdo. Pero dos bueyes y una mala choza son casi nada, ¡esa es la espina!

Ella: ¿a qué vienes?

Yo: A ver tu casamiento.

Ella: ¡También yo vi el tuyo!

Yo: Amarrado por ti, hecho con tus dos manos. A mi pueden matarme pero no me pueden escupir, y la plata, que tanto brilla, escupe algunas veces.

Ella: ¡Mentira!

Yo: No quiero hablar, porque soy hombre de sangre y no quiero que estos cerros oigan mis voces.

Ella: las mias serian más fuertes

Criada: Estas palabras no pueden seguir. Tú no debes hablar del pasado.

Ella: Es verdad. yo no debo hablarte siquiera. Pero se me calienta el alma de que vengas a verme y atisbar mi boda y que preguntes con intención por el azahar. Vete y espera tu mujer en la puerta.

Yo: ¿Es que tú y yo no podemos hablar?

Criada: No, no podeis hablar.

Yo: Después de mi casamiento e pensado noche y dia de quien era la culpa. Y cada vez que lo pienso nace una culpa nueva que se come a la anterior. ¡Pero siempre hay culpa! 

Ella: Un hombre con su caballo puede mucho y sabe mucho para poder estrujar a una muchacha metida en un desierto, pero yo tengo orgullo, y por eso me caso. Y me encerraré con mi marido a quien debo querer por encima de todo.

Yo: ¡El orgullo no te servirá de nada!

Ella: No te acerques.

Yo: Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvió a mi el orgullo y el no mirarte, y el dejarte despierta noches y noches? ¡De nada! sirvió para echarme fuego encima. Porque tu crees que el tiempo cura y las paredes tapan y no es verdad, no es verdad. Cuando las cosas llegan a los centros no hay quien las arranque.

Ella: No puedo oirte no puedo oir tu voz, es como si me bebiera una botella de anís y me durmiera sobre una colcha de rosas, y me arrastra, y se que me ahogo, pero voy detrás.

Criada: ¡Debes irte ahora mismo!

Yo: Es la última vez que voy a hablar con ella, no temas nada.

Ella: Y sé que estoy loca. Y que tengo el pecho podrido de aguantar y aquí estoy, quieta por oirlo, por verlo menear los brazos.

Yo: No me quedo tranquilo si no te digo estas cosas. Yo me casé, cásate tu ahora.

Criada: ¡Y se casa!

Voces: 
¡Despierte la novia
la mañana de la boda!

Ella:
¡Despierte la novia!

Criada: ya está aquí la gente. No te vuelvas a acercar a ella.

Yo: Descuida...

martes, 14 de mayo de 2013

La Torre

Despertó como quien despierta después de un fuerte golpe en la cabeza. Parpadeó un par de veces cegados por la luz de la habitación. Poco a poco fue moviendo sus brazos, sus piernas, hasta que consiguió ponerse en pie, aun confuso y mareado. Frente a él, una dantesca figura tendía dos extremidades largas y delgadas en sonada reverencia.

-Bienvenido. Pronunció aquel ser sin boca. Estás en el primer piso de la torre.

Desde el suelo nacía una espesa niebla grisácea, las paredes. Lejanas a su posición se alzaban infinitas hasta un techo que apenas llegaba a ser visto por los ojos. El lugar estaba iluminado con curiosa disposición de claroscuros: tenues luces de velas iluminaban el inmenso habitáculo en el que se encontraba y una pequeña ventana románica alumbraba la posición donde había aparecido el muchacho. Se le ocurrió la posibilidad de que tal vez hubiera caído desde aquella luz tan intensa que provenía de allí arriba. Pero aun así no entendía nada. ¿Qué diantre estaba haciendo en aquel lugar? Lo cierto era que sentía una agradable sensación cálida y protectora, sin embargo otro sentimiento se debatía con aquel: necesidad de respuestas.

Parecía estar al término de un largo pasillo porque al volver la vista atrás las paredes de sus dos lados continuaban largo y tendido hasta sumirse en nada más que tinieblas. Con la cara anonadada en la espesura en la que desaparecían esas dos monstruosas creaciones térreas, el ser que antes se le había dirigido, volvió a hacerlo.

-Bienvenido. Repitió. Estás en el primer piso de la torre.

Él joven volvió la vista al frente, a su acompañante. Intento hablar, más no pudo. Sintió que el aire que le envolvía tenía sellados sus labios y extrañado volvió a intentarlo con más esmero pero con el mismo éxito. Sus labios apenas se separaron, y mucho menos emitieron algún sonido.
De pronto, se descubrió desnudo. No es que antes no hubiese tenido conciencia de que lo estaba, sino que, repentinamente recordó que aquello era indebidamente bochornoso. Quiso vestirse mas no encontró con qué. Miró al monstruo buscando respuestas y éste pareció haberle leído el pensamiento al completo con su siguiente intervención.

-No es tu tiempo de hablar, pues la banalidad no debe ser dicha, preguntas sin fin desbordan tu mente y tu ánimo, todas ellas tienen respuesta y se hayan aquí, en la Torre. El motivo de tu nula vestimenta te será revelado con mi siguiente explicación, no temas nada.
Estás aquí con un motivo, el cual aun no es hora de que te sea conocido. Dentro de la luz en la que te encuentras estás seguro, es la única zona de la torre en la que no notarás carencia alguna pero si estás aquí no es para quedarte en ella, tarde o temprano saldrás no buscando nada con ello, será una inquietud lo que te mueva, así como fue una inquietud la que te trajo aquí. Esto no puedes comprenderlo todavía pero dentro de poco tus dudas encontrarán su ansiada respuesta.

Él aun estaba confuso pero comenzaba a comprender algunas palabras, lejanas informaciones. Avanzó un par de pasos y salió de cálida y envolvente luz, para sumergirse en un tenue frío que le heló los huesos y le hundió el ánimo. Se abrazó los hombros.

-Bien. Continuó la extraña abominación. -En cada uno de los pisos encontrarás algo que deberás hacer para avanzar al siguiente nivel. Una determinada tarea.

De pronto comprendía sus palabras correctamente, fue hilando cabos, al parecer se encontraba en una torre, multitud de preguntas resurgieron con esta información, y iba a tener que hacer algún trabajo en cada uno de los pisos de la torre al parecer.

-¿lo comprendes? bien. En este primer piso deberás cortar con esta tijera... -Dijo al tiempo que le acercaba en uno de sus brazos una tijera de extraño diseño.- ...una flor violeta. Mas sólo una flor violeta será lo que cortes con ella.

Así pues, tomó el útil.
En la esquina de una de las paredes laterales con la que tenía enfrente se abrió un pasillo de un par de centímetros. No hizo falta ninguna explicación, el camino estaba abierto para él. Avanzó a tientas hacia la oscuridad que desprendía el pasillo.
Tuvo que avanzar de lado pues su espalda no cabía recta por el hueco.
El pasillo era cuanto menos siniestro, parecía que en cualquier momento las paredes fueran a unirse y a aplastarle en aquella inmensidad pétrea pero nada conseguiría solo haciéndose preguntas que ni tan siquiera lograba formular. El único que parecía saber algo de aquella situación era aquel ser y todo cuanto buscaba era lo que él había prometido, parecía saber todo cuanto pensaba, y también el motivo por el que él estaba allí. Su única posibilidad de sacar algo en claro en aquel momento era jugar con las reglas del juego.
Siguió avanzando sin descuidar un segundo en su mancha hasta que la luz se fue haciendo de nuevo en el pasillo y éste concluyó en una nueva habitación.

El nuevo lugar estaba mejor iluminado, amplias ventanas góticas iluminaban el sitio con la luz del alba. La nueva habitación era cuadrada y él había aparecido por uno de los vértices de dicha figura.
Frente a él una enmarañada planta se retorcía sinuosa como una maraña de serpientes de hiedra y madreselvas con un gran grosor en algunas de sus ramas. Todo el conjunto de estas ramificaciones se elevaba hasta una considerable altura, y en lo alto de la construcción boscosa: una pequeña flor violeta.

Desde hacía un buen rato llevaba barruntándose que podría significar todo aquello. Empezaba a intuir cual era el motivo, la torre... respuestas... un encargo a cambio de avanzar de piso.... empezaba a entrelazar datos, aun algo confusos pero cada vez con más consistencia y se encontraba dispuesto a lidiar con lo que fuera, ya fuera una creación monstruosa o una simple flor. Si aquella torre le iba a dar respuestas, estaba dispuesto a recorrerla en su totalidad. Parecía que su única razón de ser en ese momento era la expectativa de certezas de un mundo completamente desconocido.

Así pues posó con algo de incertidumbre un pie sobre unas ramas, luego el otro, y así siguió caminando entre el follaje que no parecía molesto con su presencia. Así pues, tras el primer contacto, el joven descuidó su andar y perdió cuidado de donde asentaba el pie.
La planta encolerizó. Envió una rama que le agarró un tobillo, luego otra, una muñeca y de ésta se deslizó por todo el brazo hasta el hombro y de ahí al rodearle el torso. El chico, en desequilibrio hizo aspavientos intentando liberarse. Se resistió de esa y de aquella manera, más fue inútil, el lazo no cedió. Las tijeras cayeron al suelo con estrépito. Poco después, suspendido en el aire, el joven  se resistía a un agarre que le tenía por completo preso. Y cuanto más oposición presentaba más fuertes se volvían las ataduras, empezaron a mermar el pulso por sus extremidades y una rama en el cuello resto su respiración. Desesperado se resistía con inútiles fuerzas al agarre hasta que perdió el conocimiento de forma definitiva.


Volvió en sí varias horas después. De nuevo estaba ante la planta. Se levantó con torpeza, dolorido, pero con determinación. Una vez se hubo repuesto respiró hondo y profundo. Volvió a retomar el paso, ahora con más clama y paciencia. Volvió a volcar su peso sobre la planta. A cada paso sentía el movimiento lento y paciente de las ramas y con cada contacto emitía una sorda disculpa a la planta.
Tan sólo tenía que reflexionar: la planta era parte de la torre, todo en realidad era parte la torre misma, y no se la debía tratar con desprecio o considerar alguno de sus elementos despreciable o carente de importancia, todo en ella tenia un sentido, una razón de ser, cada pequeña parte cumplía su función y debía ser respetada.
Llegó a la cima, esta vez sin represalia alguna, y con la tijera cortó la flor que se le había mandado.
De inmediato, la planta se alteró en gran medida, sus ramas empezaron a poblar las altas paredes al completo, invadió la habitación entera; tapió las ventanas y todo se oscureció. Él con la flor en una mano y la tijera en la otra no se movió en absoluto, contemplaba con asombro la reacción, pero no se alteró. Una rama de nuevo se dirigió a su cuello y lo estrechó, pero no con desmesurada fuerza.
Tras unos largos segundos en que la escena quedó congelada, el joven dejó caer las tijeras y tendió suavemente el brazo con la flor en la palma de su mano hacia delante.
Así pues, la rama se retiró de su cuello, habiendo comprobado que el joven, no sólo respetaba ya a la torre, sino que la obedecía fielmente.

El joven volvió a respirar hondo, se llevó las manos a las magulladuras que tenía a causa de las cepas que le habían dejado marcas anteriormente por todo el cuerpo.


El extraño ser de antes volvió a aparecer frente a él. Esta vez, no fue la luz que lo delató, sino su voz.

-Te felicito. Has realizado la tarea del primer piso. Observo con agrado que has obtenido algunas de las respuestas que tenías con respecto a este lugar. También presumo que habrás notado que ahora te está permitido hablar.

Lo había notado, pero era consciente que no era su turno de hablar. Por ahora debía escuchar aquello que el indescriptible ente quisiera decirle.

-Yo soy uno de los vigilantes. Aquellos seres destinados a guardar y guiar a quienes pasan por nuestros pisos. Este piso es el de la ignorancia: llegas aquí sin saber nada, sin entender nada invadiendo un sitio desconocido. Has logrado cumplir la tarea que te asigné guiándote como una persona debe comportarse en un entorno desconocido: con humildad, respeto y prudencia, tal como tú te has conducido. Ahora dime ¿Por qué estas aquí?

-Para saber quién soy en realidad. Ese es el motivo por el que entré en la torre. Ella me brindó la posibilidad de conocerlo, esto lo supe una vez salí de la luz. Al salir fuera comprendí que aquella zona segura se sentía igual que, por así decirlo, yo mismo, como un vientre materno. Era un sitio agradable, sin duda, pero nada obtenía quedándome solo allí. No se bien como expresarlo. Cuando salí me di cuenta de que esa luz es un trozo de mi dentro de la torre y mi cuerpo aquí presente es sólo una representación metafísica, sólo es mi voluntad que busca respuestas, como un alumno que invade el saber de su maestro en busca de verdad.

-Así es. El primer piso busca enseñar a aquel que busca como ha de comportarse en la vida. Has hecho cuanto se pedía conduciéndote con obediencia, calma y sosiego. La torre te ha brindado una oportunidad y tú la has correspondido con confianza ciega, cumpliendo aquello que te solicitó y no te desanimaste tras el primer desatino sino que buscaste la forma idónea para realizar la actividad que te encomendó. Has completado la primera tarea, ahora, sin olvidar lo que aquí has aprendido, asciende al segundo piso.

martes, 7 de mayo de 2013

El amor y esas cosas "made in Babia"

Es curioso, los besos con las chicas resultaban asquerosos hace una década. Ahora, harto deseables. Como cambia todo, todo cambia a la nada... La vida es un sinsentido único para cada cual y muy divertido si se entienden las ironías del destino.

Que les den a los principes azules ¡Me destono yo sólo!

"Yo soy George pero no se lo digas a mamá."

lunes, 6 de mayo de 2013

Poesías cortas.



Podría volverse el cielo rojo
Que ni cuenta me daría
Puestos en ti están mis ojos
Noche tras noche, día tras día

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Podría la noche apagarse
y la tiniebla vestirme al completo
podría la locura apaciguarme
podría hacerlo yo, si soy sincero

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Del sincretismo de mi locura
 nada debo ni devuelvo
Mi musa es la partirura
que enarbola el aire
sin instrumento

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Si la sonrisa te sonroja
es amor no temas
Si tu felicidad es tu congoja
Bésala con la mano abierta

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La princesa de la nata
con los ojos de la fresa
denota ascendencia mala
y un presente que atormenta

jueves, 2 de mayo de 2013

El marqués.

-Nino La fenestra, más conocido como: "El marqués La fenestra" un poco ostentoso el nombre ¿no crees?
Sólo mostró una leve sonrisa cansada.
Prosiguió. -Veamos... ajá... ajá... ¿sabes? llevo cuarenta años haciendo este estúpido trabajo burocrático. La gente viene, se sienta y les leo la versión que recoje el informe de la policía. Ellos se declaran culpables casi siempre y el que reniega de la condena le acaban cayendo más por listo. Hay que joderse... Cogió una botella y un vaso de un cajón del escritorio. Una botella de vidrio, en apariencia pesada, cuadrada y translúcida que dejaba entrever un líquido oscuro. Se sirvió. 
-Te ofrecería pero no me dejan... ya sabes. Terminó de echar el fugaz repaso al archivo. -Dice que estás aquí por desorden público, intento de agresión a la autoridad y desacato.
La fenestra seguía con la cabeza baja, hundida bajo las solapas de su abrigo, había pasado una noche horrible en el calabozo. Horrible y muy fría.
El policía lo miró con disgusto. -Oye ¿me estás atendiendo? Porque si no te interesa le puedo decir al oficial de la puerta que te mande al calabozo otra noche y que ya miraré tu caso mañana. Puedo inventarme una excusa al instante, ¿es lo que quieres?
Él negó con la cabeza pero su expresión no cambió.
-Bien. Puso los pies sobre la mesa y bebió de la copa. Soltó un largo suspiro. -Cogiste una buena cogorza aquella noche ¿eh? Pero ¿qué es eso de intento de agresión a la autoridad?
El joven La fenestra habló por primera vez: -Un guardia apareció para decirme que me fuera a casa, que estaba montando un espectáculo innecesario y que aprendiera a beber. Debió de parecerme un insulto muy grave porque intenté arrearle un puñetazo en la cara pero ni siquiera me acerqué, quizás le rozara el hombro. Nunca he peleado agente.- Hablaba muy bajo pero se le entendió bien. Tenía una voz armónica, casi musical.
-Pues la próxima vez deberías elegir mejor a quien atizas, un poli suele salir muy caro. Pero no nos quedemos aquí, dime: ¿anoche fue una noche de celebrar o de olvidar algo?
De nuevo la misma sonrisa de antes se mostró en La fenestra. -Anoche...- Rectificó al empezar. -Hoy estoy aquí por el arte, por el espectáculo, por amor, estoy aquí en representación de la bohemia, ella me ha traído, ella que siempre nos trae aquí. Luego nos tira a la calle y no sabría si con eso mejora nuestra suerte.
-¿Por qué te llaman marqués?
-Un nombre artístico.
-¿La fenestra también?
-No, ese era el apellido de mi madre.
-¿A qué te dedicas, o eres artista como dices?
-Tú lo has dicho, mi trabajo es actuar y actuar es mi vida, sólo que parte de ella la vivo sobre un escenario y me pagan por ello, ¿qué cosas, verdad? Me gano la vida subiendo los cinco escalones que suben del patio de butacas hasta el escenario.
-¿Y qué tipo de actuaciones haces?
-Pequeñas historias cómicas, de un humor bastante barato, ya sabes las típicas escenas populares llenas de malentendidos e infidelidades que tanto divierten y ruborizan a un público poco culto.
-¡Que gran amor desprende este artista hacia su público!- El hombre había terminado su copa. Se sirvió una segunda.
-El público también es cruel. Dales una representación sin risa ni personajes estereotipados y tienes al menos una decena de personas en taquilla pidiendo la devolución. No importa que esa actuación dure quince minutos. ¿Qué diantres iba hacer esa gente con quince minutos más de vida de todos modos?
-¿Dónde actúas?
-En el teatro "Rueda carmesí".
-Ya... ¿qué pasó aquella noche?
Aquella pregunta calló en la atmósfera como una bolsa de canicas abiertas, cuando todas empiezan a rebotar por doquier, se chocan entre ellas y alcanzan lugares remotos de las habitaciones. Aquella pregunta apeló a los astros, al infinito y a Dios mismo. Aquella pregunta abrió la caja de Pandora que Nino La fenestra, más conocido como El marqués La fenestra, tenía por corazón.

Continuará...