Hubo un tiempo en el que los adultos sabían cosas.
Conocían y no olvidaban
las cosas importantes, las minúsculas
esas que significaban el todo o la nada.
Ahora todo se ha olvidado
y el recuerdo arde entre llamas
del carbón que enciende las eléctricas luces.
El recuerdo, imperativo antaño, hoy falla
y no volverá a las mentes grises.
Y los ancianos quizás se sientan anacrónicos
se sientan cargas en los zapatos
pero lo cierto es que son los únicos
a los que envidio, ellos se han salvado
y morirán antes de vernos morir
en está patraña de porvenir
que nos hemos labrado.
Al diablo, el ruido y los rayos
recordemos lo importante que es mirarnos
lo importante de comprenderse
descubramos lo que es sentirse arropado
averigüemos lo que es levantarse
despertemos, que estamos soñando
y este sueño son sólo ilusiones.
Y, tal vez, cuando estemos arrugados,
y despertemos en el sueño de la muerte,
maldigamos nuestra desatinada vida
y exclamaremos con impotencia ¡¿por qué?!
¿no decidiste tú dormir acaso?
llora ahora, pues yo desperté
Viví empleado en grandes obras
disfrutando viendo las pequeñas suceder.
Si te limitas a soñar con tus sueños
te quedarás sin vivirlos después.
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