Primero nuestro maestro, luego Yahiko y ahora él. Tres son las generaciones que han intentado dar un cambio al rumbo del mundo. Tres son las personas que han dedicado su vida a ver florecer un futuro próspero. El maestro murió, cayó frente a su alumno, que errado, quiso ver el cambio en el dominio mediante el miedo y el dolor... Pero yo también era así... fue tan duro ver a Yahiko morir. Murió encargándonos a sus dos compañeros a quien él más amaba, la misión de hacer algo con esta tierra, traer la paz al país. Pero nosotros fracasamos. Ahora un nuevo despertar comienza. Él también fue alumno de nuestro maestro y, como en nosotros, en él reside la voluntad de cambiar el mundo, de erradicar la guerra. Él fue quien nos enseñó que aun había esperanza para el amor y la confianza, cuando nosotros habíamos hecho desaparecer esa idea de nuestra mente tras el duelo que sentimos tras la tragedia de Yahiko. Cuando le vi morir... Sentí que ya nada importaba en el mundo, que lo había perdido todo. Fue a morir a su mejor amigo con una sonrisa en los labios, consciente de que su muerte significaba mi vida, jamás nadie me había amado tanto jamás a nadie volveré a amar así. Pero él es una nueva luz. La luz que a nosotros se nos apagó con la mirada de mi Yahiko. Nuestro amanecer nublado teñido con la sangre de nuestro compañero está carente de luz, y la oscuridad es lo único que me acompaña ahora... Pero él definitivamente marcará el cambio. Será el remolino que acabe con la guerra y el odio, será el que traiga la paz a esta tierra, así lo creía nuestro maestro, y tras conocerle, Nagato y yo también. Y lo único que se interpone en su camino ahora eres tú, Madara. Por eso acabaré contigo aquí y ahora, el será quien lleve este pais y al mundo entero a la paz, y yo seré el pilar que sostenga ese puente, así como Yahiko fue el de Nagato, ¡Yo te abriré las puertas de este nuevo mundo, Uzumaki Naruto!
Konan Yutaka
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