La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

martes, 16 de abril de 2013

Cosas insignificantes

Se quedó inmóvil mientras ella se acercaba a él. Tenía los labios separados y su cara embobada observaba sin crédito la pequeña risa de complicidad que mostraban los labios de ella. Se acercó arrastrándose con sus rodillas por el suelo hasta él. Se detuvo a escasos centímetros. Ella parecía tan segura. Él ni tragar saliva podía. Desde que el cuello de la botella fortuitamente había señalado una de sus rodillas solo había podido girar lo suficiente la cabeza como para mirarla a ella y ella como si de la cosa más trivial se tratara ya había logrado llegar hasta allí. Sus narices colisionaron en el más lento de los impactos y casi sin conocimiento, con el corazón en la garganta y a cien pulsaciones por segundo, sintió que cerraba los ojos e instantes después que el labio inferior de ella se colocaba de la forma más suave y dulce posible en su boca. Se mantuvieron así un momento, tan solo unos instantes. Luego ella separó los suyos al mínimo y los de él se movieron, ciegos, buscándolos una vez más. Ella los movió entonces devolviéndolos al sitio anterior, muy despacio, él seguía sin moverse y abrió lentamente los ojos aun sin conciencia ni razón. Cerró entonces la boca queriendo apresar ese momento, ese sentimiento, ese sabor que no era otra cosa más que el haberla tenido tan cerca...


Tras ese momento siguieron pasando cosas, cosas que el no recuerda, cosas... insignificantes cosas....

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