El hijo de la sombra que desafió a su padre brillando como el
mismo sol. Renuncié a mi sello, construí piedra a piedra mi reino y me erguí
como príncipe del mismo. A veces mis raíces afloran en mi alma y sepultan mi alegría
y felicidad. Pero yo soy más fuerte. No porque lo sea, sino porque debo estar
convencido de que lo soy para serlo. En mi mano reside el destino del mundo. No
soy una especie de elegido, solo soy un humano, normal y corriente, con una
peculiaridad: soy el único consciente de mis posibilidades.
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