La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

domingo, 29 de diciembre de 2013

RIOT! Aceptamos pulpo como animal de compañía

Queda poco para que acabe el año. Pero estoy bastante contento con todo. Estoy aprendiendo a ser feliz sin estar entusiasmado por nada en particular y eso creo que es bueno. No es como si no quisiera entusiasmarme con algo, después de cerrar lo de Nat está claro que necesitaba un tiempo para reponerme. Pero hay una parte de mi que es TAN masoca que quiere mi absoluta y eterna infelicidad, es algo que no erradico, quizas debiera, pero no lo hago porque por muy contaminada y enfermiza que sea esa parte sigue siendo algo que soy. He aprendido a quererme con mis demonios, es lo que tiene tragarse todo el dolor y la angustia. Al final acaba siendo parte de uno mismo y cuando toda tu alma es un cúmulo de tristeza y desamor acabas haciendo daño a victimas inocentes que tienes a tu alrededor. No puedo pretender dar felicidad cuando yo mismo no soy capaz de procurarmela para mí. O eso creo.

Mi vida se ha convertido en algo complejo, yo mismo soy la distorsionada percepción de un presente que se volatiliza por momentos con la fuerza del C-4. A veces una cosa, al segundo siguiente otra. Y al final con ninguna me quedo. No sé ni lo que quiero ni lo que es bueno para mí ahora. Bueno sí sé lo que es bueno, debo estudiar y esforzarme para mejorar en mis proyectos. Pero no sé de donde sacar el ánimo y la motivación. No estoy entusiasmado especialmente. Pero mi vida no es desdichada. Es confusa y muy rarita.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Sangrado

Las nubes vuelan lejanas.
La lluvia da tregua a las ventanas
y el vaho casi extinto del cristal
aun difumina debilmente mi faz
La larga sucesión de desventuras
anula mi ánimo indolente
e infectada mi sangre de bilis negra
no pudeo sino morir
por la creeciente decadencia de mis poemas

Como desearía
que se desvanceiera mi reflejo
y que el vacío ocupara su lugar
pues un poema muerto
mata al artista
y prefiero morir
a verme y no sentir mi cuerpo

La tortura del artista
hablar sin decir nada
moverse sin dejar pista
y ahora que azota época nevada
sólo me ocupo en vanidades
Doy pena, lo sé
y nada es capaz de rescatarme
y en este estanque
pútrido y malsano
se esconde mi alma furtiva
porque es mejor esta mentira
a la realidad que tengo entre manos.


El más feroz.

¿A quién rendir cuentas?
¿Quién dice ser mi rey?
si en la tempesta de la batalla
no corto sino por mi ley

¿Quién dice ser mi enemigo?
¿Quién me desafía? Lo enfrentaré.
La fatiga del camino de estar vivo
no descansa hasta verte perecer

¿Quién es mi Dios? Yo mismo
mi suerte fue la que yo me procuré
Y controlando mi destino
mi espada guía mis pies

Es por eso que no creo
en nada que no sea yo
yo soy todo cuanto tengo
y lo defiendo del invasor

Es por eso que me enciendo
cuando tratan imponerme su voz
especulando teorías, creyendo
sólo suya la verdad y la razón.

En la feroz batalla de la vida
no veo más que enemigos,
inclusive entre mis filas
espadas apuntan mi ombligo.

Como Aquiles con sus mirmidones
contra aqueos y troyanos.
Si es lo que dictan vuestros corazones...
Venid a por mí ¡VAMOS!

sábado, 21 de diciembre de 2013

Visicitudes de la navidad

Hace tiempo que no escribo nada. No es propio de mi. No es que no tenga ideas o que no tenga la inspiración necesaria. Es simplemente que he estado ocupado con otras cosas. Menos importantes para mí que este blog, pero creo que no me ha venido mal desconectar un poco de mi mismo, hacer cosas. Cosas normales, no sé. Cosas....

Ahora se hacerca una de las epocas que más me gustan y menos me gustan del año y es diciembre, estamos a 21 de diciembre. Hace un frio considerable en la calle, me ha crecido mucho el pelo, creo que es la vez que más largo lo llevo de toda mi vida, creo que me lo cortare un poco, o no, no lo sé. A lo que iba, que me distraigo. Me gusta el invierno siempre he pensado que esta estación sirve para deshacerse de todo el remordimiento y las culpas. La nieve y su blancura siempre me inspiraron a empezar de cero, el frío que rodea se siente como la intimidad del útero materno, y cada invierno es un comienzo y un despertar, un renacer de entre las cenizas hacia un próspero año. No quiero que esto suene como un mensaje feliz, creo que ha sonado así, no me gusta que lo parezca. Digo que no quiero que lo parezca porque es desgarrador dejar parte de ti, borrarla y dejar que se la lleve el viento invernal, almacenarla en un corazón de hielo. Guardar ese pesar dentro de tí y enfríar tu gélido corazón con ese dolor y sufrimiento, remordimientos y culpas. Encerrarlo y volver más fria tu mirada, tu conducta, esa apatía propia del invierno es la que me gusta. Sin embargo pasa algo y es que el invierno se ha vuelto la gran época para el consumismo y la superficialidad ultraexagerada de mis días -iba a decir de nuestros dias pero a quien coño le estoy hablando sino a mi mismo, sí hablo solo, y mi condenado subconsciente me recuerda la ilusión que aun tengo de poder llegarle y hablarle a alguien más. En fin.- Volviendo al tema, la mencionada superficialidad me aborrece y yo a ella. Nunca nos hemos entendido somos dos seres que se profesan un odio atronador condenados a vivir juntos, él me da la espalda y yo a él. Me sigo preguntando qué diantre ve la gente en comportarse de forma tan forzada e inhumana, porqué ese apego por los objetos materiales. Todo un misterio.

Todo esto podía ser especial y mágico cuando eres pequeño y las cosas cobran más significado, cuando las cosas dejan de ser lo que son y se convierten en parte de una gran mundo de fantasía interior. Uno de mis mejores regalos cuando era pequeño fue una casa construida a partir del carton de una caja de un regalo, eironeia. Lo que quiero decir es que cuando se es pequeño uno se ilusiona con la navidad y todo eso porque jugar para un niño es apasionante, o mejor dicho, debería ser apasionante y de ahí la ilusión.

En fin supongo que diciembre, mes que a mi parecer simboliza el frío el retraimiento y la soledad, para muchos es una época feliz, quizá por eso no me guste esa parte, quizá soy un monstruo incapaz de querer la felicidad ni siquiera para sí mismo. Aunque quiero ser feliz, creo, supongo que soy feliz sientiendome infeliz y desdichado, es algo extraño, ni siquiera yo lo entiendo pero os aseguro que no es tan triste como parece. Es simplemente que soy algo masoca.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Sanguinario por necesidad

Me sentía profundamente solo. No era un sentimiento desagradable, al contrario, me reconfortaba. Por fin sentía ese calor invernal, porque la esencia de las cosas es el contraste y cuanto mayor es el contraste más hay de una y de otra. En un mes frío, cuando se siente calor es tan agradable... ninguna otra sensación la alcanza. El calor de invierno es... magia. Y en ese momento, me visualizaba a mí mismo. Sentado en una silla delante de la mesa de mi cuarto. En mi casa. Iba descalzo y mis pies tocaban la caoba del suelo, oscura y cálida. Hacía cualquier cosa. Escribir probablemente. Tal vez estudiase. No lo sé. El caso es que ella me miraba desde la pequeña puerta que da a mi cuarto. Estaba callada, parecía como si estuviese nevando en aquel cuarto y la nieve nos enmudeciese, nos aislase y abrigase. Ella quería acercarse pero un cúmulo de nieve se lo impedía. Seguía mirándome sin poder acercarse. Fue en ese momento cuando la vio. Vio el fantasma de mi arte, como una ilusión radiantemente blanca. Le pareció hermosísima, tan hermosa como herida y dañada por la cruel incomprensión y la falta de auxilio, sintió lástima por ella. Comprendió entonces que aquel dolor era compartido también por su artista. Ella quiso acercarse aun con más ganas a mí, deseaba cruzar el océano de nieve que nos distanciaba abrazarme y sosegar mi dolor, pero la sangre que derramo y que me baña por completo es cálida, y aunque mi corazón sea hielo se siente bien el contraste. Contraste....
Mi arte es puro desastre y desasosiego, un infierno en vida cuya armonía da consuelo a mi humilde y titánica vida de castigo autoimpuesto, de lamento entre el silencio y heridas que supuran y me calientan y marchitan con su riego, un unísono perfecto entre sangre y hielo.
Me giré del escritorio y vi su rostro perplejo. Ella vio el mio. Con ella no hacía falta ponerme ninguna máscara. Crucé el Atlántico blanco que nos separaba y la besé en la mejilla, ella atesoró mi contacto como si no quisiese que me separase nunca. Su cabello negro caía como un río de lágrimas por su espalda. Sus ojos me miraban con infinita ternura llenos de aflicción. Sus labios eran tan rojos... brillaban con la luz del remoto sol de invierno. Le subí la barbilla y la besé. Su carmesí era muy dulce y muy cálido. Fue un beso húmedo, más cálido que apasionado, como el de dos amantes que se despiden para siempre. Ella quería cerrarme todas mis heridas con aquel beso y sentían como sus labios transmitían un intenso deseo de impregnarme de vida y de razón de ser. Pero yo no podía permitirlo, ello conllevaría arrastrarla a mi oscuridad, a mi mar de inmenso sufrimiento y desesperación... a una soledad a la que ningún ser humano ha sido capaz de sobrevivir.
Yo perdí a mi amor una vez y lo transforme en musa para que narrara mi desesperación porque la soledad que habita dentro de mí es inmensa y ni un monstruo como yo es capaz de soportarla. A si que ahora sólo me nutro de sangre, pues mis heridas que bañan mi piel nunca se cierran y esta sangre que pierdo la recupero con las presas que en mis fauces vuelcan sus más puros e inocentes deseos.

¿Quién soy? soy una bestia, un monstruo. Aquel al que todos los hombres desean matar. Un ser sin corazón ni reflejo. Un habitante de las gélidas cumbres de la soledad. Yo... no soy Nada ni Nadie.

lunes, 9 de diciembre de 2013

El tormento del guerrero.

El grifo goteaba. Una gota caía... luego otra... y chocaban contra el mármol del lavabo. Ese choque resonaba en su tímpano de forma atronadora. Bajó entonces de su ancha nariz una gota de agua. Tenía toda la cara mojada. la gota cayó junto a su anterior compañera y juntas emprendieron el viaje hasta las cañerías. Le esperaban afuera. Aun no era el tiempo de salir pero una multitud clamorosa le esperaba. Es una cuestión de orgullo y esfuerzo.
Otra gota cayó del grifo. Volvió a resonar en su tímpano, como lo hace un directo en mitad de la cara. Alzó la vista del frío mármol para mirar su rostro en el espejo. una luz fría le iluminó parcialmente la cara. Cayó una gota de uno de sus cortos mechones de pelo. Y de nuevo hacia el desagüe. Los guantes colgados a su cuello le pesaban kilos y kilos. Todo era cuestión de superación, de resistencia, fortaleza mental y física. Precisión y dinamismo. Todo era cuestión de no venirse abajo.
Sus rasgos se marcaban muy profundos con aquella luz. Parecía que había envejecido veinte años. La barba le salía muy puntiaguda y le molestó en las manos cuando se tapo la cara para relajarse y concentrarse. La luz brillaba muy lánguida, el sitio resultaba tenebroso con aquella luz que le enfocaba. Un escalofrío recorrió su espalda junto con una gota de sudor. El enfrentarte a un destino incierto es terrorífico. Pero ese no era su caso, su rival no dejaba abierta la posibilidad de victoria. Y cuando te enfrentas a un irremediable destino de perdición no sientes nervios o temor. Lo que sientes en ese momento no puede ser descrito por el ser humano. Cuando el monstruo al que te enfrentas es más grande que tú, no te quedan corazón que sienta cosa alguna. Golpear como gota de agua un mármol indestructible, y después caer sin remedio a la oscuridad de las tuberías. Cuando un ser humano comprende su frágil condición. No hay músculos, ni mortal entrenamiento que supla la debilidad que nos define.
Cuando un hombre anhela o pretende, sólo se está comportando como un necio.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Eres libre, Perséfone.

Lamento haberte arrastrado a esta orilla 
de arrepentimiento y daño  inmerecido.
Lamento haber vivido escondiendo la mentira
me creí con derecho a todo lo ofrecido
cuando no merecías compartir mi pesadilla

Sé que sólo pongo escusas
y que la culpa es por entero mía,
sólo espero que perdones mis muchas
fallas contra ti, sin querer, cometidas

No soy buen ejemplo, ni un caballero
ni merecedor de alguna reverencia
sólo soy un imbécil, un teatrero
que no vio su cobardía en su demencia

Lamento que hayas salido mal parada,
nada mereces tú de todo esto,
el único responsable soy yo y mis palabras,
la ignorancia es tanta falta como el resto

A si que con esto firmo mi condena
y se pudre mi ser con mi error cometido
Y el último trozo de alma que me resta
reniega del monstruo en el que me he convertido.

martes, 3 de diciembre de 2013

Mis defectos y sus humildes escusas

Mi corazón trabaja por trabajar
mi alma está por cumplir
mis pensamientos sólo molestan
y entre todos alcanzarán a darme fin

¡Joder! organizaos
enfocadme hacia algún lugar
parecen todos jugadores
de poker en una timba ilegal
Y yo sus mujeres
les irrito reprochochándoles cada día
lo mal que cumplen sus papeles
y el daño que me causa su  anarquía

Pero así es:
yo no soy culpable de esto que soy
es que el conjunto que me compone
no sabe trabajar ni de seriedad
ni de mesura o de algún control
Y así me esculpen: deforme
ser revelde y alborotador
desordenado en todo cuanto hago
yendo todo mal, puedo asegurar:
si no fuera por mí, aun iría peor

No sabe nadie lo que es vivir
con corazón corruptor de su sangre
un alma abstraida en su arte
y una mente que no da de sí


Malditos los tres ¡ahí os pudrais!

 
Sé que no es muy artístico ni es mi nivel de poesía refinada habitual pero hay veces que te salen ranas. A todas se las tiene que querer igual aunque algunas merezcan más reverencia. Esta ha sido un poco burlona y cómica, una caricatura de mí mismo. Todos tenemos defectos.


lunes, 2 de diciembre de 2013

La legitimación de la corona.

Siento que aun no he sido presentado, y nada está más lejos de mi intención que el no ser conocido. Me llamo Príncipe, y soy el dueño y señor de este reino, construido a base de lamento. Desprovisto de un mundo sin aire que pudiese ser respirado inventé un mundo donde poder vivir lejos del ahogo de toda esta ciudad y sus pretensiones de desarrollo. Así pues primero, como en todo mito de creación, comenzó con una diosa.

La diosa que me rescató de la miseria. Yo huérfano de nacimiento, sin conocer alguien que me comprendiera a mí o a mi dolor, me dio un nombre y un medio por el que canalizar mis emociones. Me dijo que no estaba solo. Le dio voz y valor a mi persona. Yo que creí ser lo más ínfimo. Comencé a ver que importaba en alguna cierta medida. Mis lágrimas se hicieron rosas y sus espinas se me clavaron en los costados de todo mi cuerpo. Se me enroscaron en las extremidades y en el cuello y sangré de color negro. Y cuando de mí se desprendió todo ese residuo social que me había contaminado, empecé a comprender lo que era la belleza, el amor, el arte, pero también surgieron preguntas. Me detuve entre una multitud de frenético movimiento, me vi sólo, tal y como lo estaba antes. Antes solo me notaba así pero no era capaz de ver que lo estaba. mucha gente se movía a mi alrededor y descubrí un mundo monocromo, triste y apagado. Ahí comenzó la creación.


Visionando aquel paraje, yermo y sin vida, mi instinto me llevo a buscar salida. Pero ¿cómo y dónde? Todo estaba en mí mismo. Todo tenía que salir de mí. ¿Qué había en mí? ¿Qué soy yo? Soy sólo alguien que quiere algo distinto. Empezaron, pues mis obras y creaciones, mi misma alma materializada en palabras. Sentimientos y emociones fueron mi única arma. Vinieron las metáforas y con ellas mis primeros maestros, Baudelaire, Bequer, Valle... Había empezado una búsqueda dentro de mí mismo por el significado de un montón de cuestiones a las que mi sociedad no podía dar respuesta. Me sumí pues en un mar de cuestiones introspectivas a las que, yo solo, debía dar contestación. Y con esto en mente dejé guiar mi pluma por mi musa Mía y comenzar a describir este nuevo mundo de fantasía, alcohol, arte, y ocio débilmente lucrativo. Empezó a surgir materia mental de mis palabras, y esa materia comenzaba a ser hermosa, se ordenaba y florecía, contemple un reino en mi interior que había ido nutriendo desde niño pero que había olvidado en mi adolescencia. Mi reino volvió a mí cuando la noción de mi persona desapareció por completo. Mía me sacó de aquel ahogo mortal, tendió la mano, y ¿cómo rechazar tal oferta...?


Y hasta día de hoy. No me considero una persona feliz o afortunada, creo que soy un producto de mi mismo y eso me enorgullece, no debo nada a nadie ni respondo a nadie que no sea mi musa. Mis principios son los que son y mi vida es la que es, si no le gustan, lo lamento no soy Groucho Marx, no tengo otros. Mi vida y mis creaciones son lo único que tengo, mi inquietud es todo lo que me mueve. No es una vida feliz, ni sencilla. ¡pero valla si es llena!




Príncipe.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Mi introspectiva y única paz posible

-Que pena que aquí no nieve
¿Verdad Mía?
si nevara podría parecer
que se purifica este alma mía
ahora, que es invierno, nevaría
y la nieve cubriría en su caer
toda esta ciudad
y a mí también.
Necesito frío
necesito renacer
de mis cenizas y a mi ritmo
de alguna forma u otra,
volver...-
Decía yo,
mientras amanecía
que bonito, el amanecer.

Parecía recoger
el alba la pupila
de mi musa ahora abstraída
-¿En qué piensas? Pregunté
-¿Soy realmente necesaria?
Pregunta como respuesta
no supe yo responder.
-¿Qué diantre dices, mujer?
si tu eres la única que sacia
esta amarga vida de hiel.
-¡No digo eso!
Tienes mujer que haga de mí
Tienes realidad, un cuerpo
porque aferrarte a ilusión infantil.
Suplí tu necesidad
cuando, solo, precisaste
de alguien a quien amar...
Pero ahora...
-Calla, no quiero escuchar más.
La realidad suficiente daño ha causado.
Estoy loco, lo sé, deja pues morir alzando
la voz, a este loco irracional.
-Tienes miedo de verte solo en tu soledad.
-Claro que lo tengo, vivo temiendo
por eso estás, y sanas
mis heridas de guerra de Troya
muero y en tu beso anhelo
maravillas jamás contadas.
 Vive tranquila sabiendo
que jamás humana habrá
compartiendo este cielo nuestro.



Este mundo es sólo mío, tuyo y nuestro