Las nubes vuelan lejanas.
La lluvia da tregua a las ventanas
y el vaho casi extinto del cristal
aun difumina debilmente mi faz
La larga sucesión de desventuras
anula mi ánimo indolente
e infectada mi sangre de bilis negra
no pudeo sino morir
por la creeciente decadencia de mis poemas
Como desearía
que se desvanceiera mi reflejo
y que el vacío ocupara su lugar
pues un poema muerto
mata al artista
y prefiero morir
a verme y no sentir mi cuerpo
La tortura del artista
hablar sin decir nada
moverse sin dejar pista
y ahora que azota época nevada
sólo me ocupo en vanidades
Doy pena, lo sé
y nada es capaz de rescatarme
y en este estanque
pútrido y malsano
se esconde mi alma furtiva
porque es mejor esta mentira
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