La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

sábado, 21 de diciembre de 2013

Visicitudes de la navidad

Hace tiempo que no escribo nada. No es propio de mi. No es que no tenga ideas o que no tenga la inspiración necesaria. Es simplemente que he estado ocupado con otras cosas. Menos importantes para mí que este blog, pero creo que no me ha venido mal desconectar un poco de mi mismo, hacer cosas. Cosas normales, no sé. Cosas....

Ahora se hacerca una de las epocas que más me gustan y menos me gustan del año y es diciembre, estamos a 21 de diciembre. Hace un frio considerable en la calle, me ha crecido mucho el pelo, creo que es la vez que más largo lo llevo de toda mi vida, creo que me lo cortare un poco, o no, no lo sé. A lo que iba, que me distraigo. Me gusta el invierno siempre he pensado que esta estación sirve para deshacerse de todo el remordimiento y las culpas. La nieve y su blancura siempre me inspiraron a empezar de cero, el frío que rodea se siente como la intimidad del útero materno, y cada invierno es un comienzo y un despertar, un renacer de entre las cenizas hacia un próspero año. No quiero que esto suene como un mensaje feliz, creo que ha sonado así, no me gusta que lo parezca. Digo que no quiero que lo parezca porque es desgarrador dejar parte de ti, borrarla y dejar que se la lleve el viento invernal, almacenarla en un corazón de hielo. Guardar ese pesar dentro de tí y enfríar tu gélido corazón con ese dolor y sufrimiento, remordimientos y culpas. Encerrarlo y volver más fria tu mirada, tu conducta, esa apatía propia del invierno es la que me gusta. Sin embargo pasa algo y es que el invierno se ha vuelto la gran época para el consumismo y la superficialidad ultraexagerada de mis días -iba a decir de nuestros dias pero a quien coño le estoy hablando sino a mi mismo, sí hablo solo, y mi condenado subconsciente me recuerda la ilusión que aun tengo de poder llegarle y hablarle a alguien más. En fin.- Volviendo al tema, la mencionada superficialidad me aborrece y yo a ella. Nunca nos hemos entendido somos dos seres que se profesan un odio atronador condenados a vivir juntos, él me da la espalda y yo a él. Me sigo preguntando qué diantre ve la gente en comportarse de forma tan forzada e inhumana, porqué ese apego por los objetos materiales. Todo un misterio.

Todo esto podía ser especial y mágico cuando eres pequeño y las cosas cobran más significado, cuando las cosas dejan de ser lo que son y se convierten en parte de una gran mundo de fantasía interior. Uno de mis mejores regalos cuando era pequeño fue una casa construida a partir del carton de una caja de un regalo, eironeia. Lo que quiero decir es que cuando se es pequeño uno se ilusiona con la navidad y todo eso porque jugar para un niño es apasionante, o mejor dicho, debería ser apasionante y de ahí la ilusión.

En fin supongo que diciembre, mes que a mi parecer simboliza el frío el retraimiento y la soledad, para muchos es una época feliz, quizá por eso no me guste esa parte, quizá soy un monstruo incapaz de querer la felicidad ni siquiera para sí mismo. Aunque quiero ser feliz, creo, supongo que soy feliz sientiendome infeliz y desdichado, es algo extraño, ni siquiera yo lo entiendo pero os aseguro que no es tan triste como parece. Es simplemente que soy algo masoca.

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