La eterna agonía de un porqué sin respuesta...

sábado, 12 de diciembre de 2015

Chico guapo fumando como bandera del cine francés o cómo tranquilizar a un tal candidato a presidente

Los fieros finales son escritos en las comisuras de nuestros labios
No creo que quisieras ver las situaciones en las que te imagino
No sé qué quiero, ni si quiero siquiera pero poco tiene que ver conmigo
tu hermoso sexo desgraciado

Me miras desde la esdrújula amable, de la poesía onírica de nuestros neutros
mundos parciales contaminantes
de una inocencia profanada en casi todos sus orificios de los que mana
la olorosa muestra palpable de la superioridad fálica.

¿en qué nos hemos convertido? en desprestigiados flemas de una cultura escombro
cerremos nuestras bocas y traguemos saliva contaminada con esputos mutuos
hacernos la amistad como muestra turgente de revolución legítima
jugar con el lenguaje como jugamos con nuestros órganos sexuales.
Rápido, sin cuidado. Ajenos a todo contexto cordial. Hacernos y deshacernos
como tratados de paz en tiempos complicados.
Ser seres humanos vibrantes, que para eso existimos.
Para estar solos, para abrirnos de piernas juntos, y jugar a las crisis de la edad.

Te reirás de mí, Pero yo de ti por no saber conjugar la ironía de mi boca en tus pezones.
¡qué se le va a hacer si somos hijos bastardos de un Murakami obsceno!
No pienso afeitarme los genitales ni aunque me digas que se te quedan pelos en la boca.
Ya te apañarás, yo no digo nada de los tuyos y no me verás tener reparos.

Pero volvamos a la lírica sublime antes de quedarnos en la brusquedad del sexo irreflexivo
Me abruma la facilidad con la que recurrimos a la animalidad léxica frenética.
Tratemos de ser personas más respetables, más civilizadas.
Hablemos el idioma de los homosexuales y ya si acaso esta noche.
En la intimidad del horario de los gatos
destruiré tu cuerpo en aquellos orificios que reservas al pudor.
Porque en el fondo somos unos enfermos. ¿Verdad, amiga?


lunes, 7 de diciembre de 2015

Primer abrigo del otoño.

Hoy es 7 de Diciembre. La melancolía inunda mi corazón como un torrente imparable de sentimientos de tristeza y alegría entremezclados indiscernibles. Me siento calmado y en paz. Reconciliado a medias con un pasado que esfuerzo en recordar con ternura. Creo que jamás he sentido esta felicidad. Creo que nunca he sido tan consciente de lo que implica tener los veintiún años que tengo. Me sorprende lo mucho que aun me queda por aprender y descubrir de mí mismo, es fantástico. Creo que aun me queda un largo camino por delante como para pasarme el día mirando hacia atrás como un viejo al que sólo le espera la muerte. Me siento un poco idiota pero creo que es mejor así, creo que seguiré sonriendo pase lo que pase, porque ya solo me espera el futuro. Creo que poco a poco soy capaz de liberarme de las cadenas de un pasado remoto que inconscientemente me juzgaba, me retrasaba, me impedía avanzar. No me arriesgaría a decir que ya no me detienen en absoluto, sólo que cada vez las siento más ligeras. Cada vez me siento menos triste por haber dejado de ser niño. Es curioso cuando era más pequeño odiaba que me llamaran niño. Supongo que porque quería creerme una persona madura y todo eso pero supongo que dentro de mí había una esquirla de profunda rabia. Mi niñez me fue arrebatada, se me quitó como un golpe de viento quita un sombrero. Recuerdo perfectamente ese momento a si que no me llames niño, no tienes ni idea de cuando se terminó mi infancia, yo sí, yo lo recuerdo muy bien. Acabó prematuramente, como todas las infancias de este mundo, porque los adultos son así no pueden soportar que un niño sea niño mucho tiempo, en seguida le tienen que meter en clases particulares de inglés o de piano y deja de ir al parque. Le compran ropa cara y deja de poder mancharse. Deja de poder mezclar la coca-cola con la fanta en los cumpleaños y deja de tener edad para dormir en la cama de los padres. Después no quieren que se drogen ni que los vean como enemigos... Patético. Mis padres por suerte no me quitaron mi infancia, fue menos cruel, a mi me la quitaron los padres de mis amigos, los programas de televisión que veían mis amigos. Ellos hacían aquello que se esperaba de ellos y eran que se volviesen niños mayores, que en vez de jugar a juegos de niños jugasen al juego de los adultos, un juego más aburrido y absurdo, un juego para el que no estaba preparado. Casi no recuerdo cosas de mi infancia, es bastante decepcionante. Pero fui un niño muy feliz, de esos que se toman la licencia de ser un despiste. Perdía de todo, chaquetas, aparatos de los dientes... ¡De todo! No sé porqué hablo de mi infancia. Nunca lo he hecho. No aquí al menos. ¿con alguien he hablado de estas cosas? No lo sé, supongo que sí, en algún momento. No sé porqué divago tanto.

El caso es que el primer abrigo me lo puse sobre el 20 de noviembre o una cosa así. Pero no encontraba mucho la motivación que me trajera aquí. Estoy acabando la carrera y casi me parece no haberla empezado. ¿Realmente se más cosas que antes? ¿estoy más preparado ahora que antes? ¿preparado para qué? De verdad que no tengo ni idea de nada. Supongo que tendré que ir perdido un poco más hasta que encuentre el camino correcto, de momento, dará igual cual tome. Sí, lo importante es no quedarse quieto.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Y si ¿qué ser?

Deshacernos en las manos
con azúcar y en caliente
mirar viendo la cosa viviente enfrente nuestro
saborear el tacto de un durmiente ajeno
junto a nuestro cuerpo desabrigado
Ser y ser y ser siempre algo
desactivar la nada enajenada
alienar el espíritu con la muerte que vuelve
a ocupar un espacio del cuarto
mientras nosotros nos miramos,
sin decir a penas nada. Nos levantamos
¿qué hay para decirnos?
¿Queda café? ¿algo de comer?
Un mundo, un instinto incompartible
lo que no ha comprendido el hombre
es que sólo solos somos

Pero ¿qué nos estamos diciendo?
nada, en realidad, me temo
Las raras apariciones de un yo constante
me abruman, No sé quién es
ese yo en el que me desdoblo cuando hablo de mí mismo
como para intentar comprender una mente ajena
no, demasiado complicado es hablar de ti.

Solo me quedo sintiéndote entre las asíntotas de mis entrañas
y mi extraño ser de poseerte es lastimado por mi idolatría
Y el extraño devenir de unos conceptos vagos me hace debatir
sobre el complicado razonamiento que supone el hablarte
por eso callo y no te digo nada
Porqué todo me resulta complicado y para resultar un odioso parlante
de habla entrecortada
prefiero no decir nada y ser siempre el ser ausente que no se comprende
ni comprende nada
a si que perdona si crees perderte o perder tu tiempo entre las calamidades
de estas sábanas pero
me temo que nada puedo hacer para comprenderte. Esa creo que es
la motivación que a ti te calla.
Debe serlo supongo. Ven y calla. Calla por siempre, callemos en melodía compartida
Y en el sostenido de este silencio prolongado
Voy a tomarme mi café, que, parece, se está enfriando en este devenir
de caricias que para mí significan tanto.

Hablas. Y en tu hablar se percibe tanto que te veo como la más real de las cosas
pero tus palabras, cuando me tocan, se pervierten. Me temo que tengo que desaparecer
para escuchar la esencia de tu poema. El ser pervierte el entendimiento pero solo siendo encontramos un trecho de significado.
¿qué demonios significa todo esto?
¿qué has dicho? Te he escuchado pero no te entiendo
¿Y si me deshago? Pruebo a deshacerme. Cojo mi último recuerdo, mi última vivencia y la estiro fuera de mi cuerpo como cuando se estira el hilo suelto de una tela. Poco a poco voy perdiendo vivencias y agarres. Mi mente va quedando suelta y yo río con la risa de los locos, intentando quedarme en la memoria los sonidos que he oído salir de tu boca. Cuando he olvidado el último de mis principios fundadores, devengo el espíritu desarraigado. Y te observo como la cosa perfecta. ¿qué sino podrías serme? Pero he olvidado aquello que me has dicho pero no olvido que esperaba comprender algo que decías. Te miro interrogante y tu me lo repites. Me hablas de ti, de lo que te gusta del mundo, de lo que te gusta de mí, de tus días felices y de tus cuestiones antropológicas. Ahora te entiendo. Ahora sé lo que me tratas de decir. Por eso no digo nada ahora. Por eso ahora solo te escucho con los pulmones, tus palabras los llenan y tus silencios los vacían en un ir y venir que marca el ritmo de mi historia personal recién construida. Lo que antes era una duda confusa preliminar ahora se convierten en proposiciones simples llenas del contenido de tu esencia más intima. Sin pedirte nada me pierdo en la lógica interna de tus dudas y descubro el maravilloso mundo que supone ser tú. I don't know what kind of being you are but beautiful.



jueves, 3 de diciembre de 2015

La necesidad es una apercepción magnífica.

La necesidad es todos nuestros ángeles de la guarda y toda nuestra buena suerte, nuestros errores y nuestras ocurrencias desafortunadas. Nada hay a la posibilidad inusitada. Nada queda para las opciones segundas o terceras, son todo malformaciones de un consciente un tanto inconsciente. No existe libertad alguna, solo respuestas a dudas delimitadas por la genial aparición de una historia que crea al humano que las toma. Las historias no son escritas por sus protagonistas. Las historias las escribe un tercero. Que crea la ilusión en su personaje, de estar él yendo al encuentro de un destino que él desea. Cuando no es sino el instrumento con el que se revela el cuento del que él lleva el argumento. Finalmente el protagonista sufre y llora, y sangra y se desploma y renuncia a Dios y se dice solo en un mundo hostil contra el que combate. Sin saber que el mundo, sus antagonistas son marionetas dominados por un mismo titiritero.

Sobre lo "en sí" no se podrá hablar a partir de ahora. Corramos un tupido velo, y reservemos la metafísica a los poetas que deseen divagar con palabras imprecisas de sugerentes teorías ciegas a los ojos inocentes. ¿quién o qué es inocente? Todos pervertidos por los fines de un tal tipo que sujeta un bolígrafo o un teclado. Todos anclados a lo que tal ente decida. Ese ente es la necesidad. No hay libre albedrío, solo la apariencia de elección. Yo, con mis principios, por mí elegidos, creo o inicio la acción que oportuna considero. Pero es la sociedad la que te inculca hasta el último pensamiento e ideología, los libros que has leído, las frases que te han inspirado, las personas y personajes que has visto nada es elegido, porqué el producto de todo ello debería de serlo. Sólo son casualidades cuya causa se basa en una fortuita aparición de acontecimientos desordenados, y el desorden es necesario. Hasta el acto revolucionario es convención social, necesidad histórica. Abandonarse al instinto, a los apetitos animales innatos. El placer y displacer animal ello ha de encontrarse para ser libres, pues sólo entonces actuaremos acordes a  nuestro núcleo vivo, a nuestra esencia propia que es el sexo, la guerra, la gula y la certeza de aproximación a un comportamiento, nuevamente... ¿adivinan? elíptico de libertades. La única libertad existe en el logro del reconocimiento de que no existe tal libertad porque de la nada nada viene y si del algo se produce el ser, tal estará necesariamente determinado y arraigado de forma indisociable a ese "ser algo" anterior que lo creo. No podemos ser ni volvernos la nada creadora de "el algo libre" porque el mismo deseo de serlo ya es metafísica cultural y la nada sólo nadea que diría Haidegger. La pregunta determinada de antemano por nuestra historia subjetiva es: ¿a quién conceder crédito? ¿a principios establecidos? Damos crédito con nuestro juicio educado de los méritos de la comunidad o por el contrario tratamos de escucharnos como los actores. Vociferamos oscuras canciones de vida de cuerpo de organismo biológico que responde a instintos feroces. Haciendo el mal para las masas sociales. ¿Cómo lo decidimos? ¿que es lo mejor o lo bueno, señor autor? ¿qué historia nos estás contando? ¿a dónde nos llevas? He aquí cuando llegamos al punto de que dará igual que papel juguemos, donde nos movamos, porque nuestra capacidad de ser es absoluta. Nuestro ser parte del apetito y de la historia nos hace seres con dos templos a los que rezar, dos jefes a los que rendir cuentas: la sociedad y nosotros mismos. ¿Qué es el bien hacer? ¿el hacer para mí sin mí? ¿o el hacer según mi aquí?

No existe el humano solo. Si existiera, tendría todas las respuestas que busca. Pero al estar unos con otros nos forzamos a la inestabilidad del fundamento vago. Porque el choque de perspectivas nos obliga recordar como un constante revolotear de un colibrí, que la razón es la verdad de mi solitario yo. Y en este egocentrismo solipsista desencantado de relativismo destructivo estamos además, obligados a lidiar con la atormentadora carga que representa el vivir acompañado.

Camus, mátanos a todos

lunes, 23 de noviembre de 2015

Todo suena mejor en inglés, Blue Boy


Podríamos sentarnos ambos en duales sillas nuestras, individualmente inmersos en sendos universos mentales. Decir en idiomas indescifrables que nos compartimos sería la manera exacta de explicarnos. Sentir esa especie de complicidad de tono ambiguo para recelar de aquellos que nos llevamos a la cama. No es que nos queramos hacer los incomprendidos, es que si pretendiésemos pensar en la lógica por la que se rige el mundo significaría que estamos locos. Locos de remate.

Por eso no hace falta que nos lo digamos todo o de qué manera. Repasa la conjugación de tus trescientos verbos irregulares mientras yo me plancho mi camisa, por ejemplo. Mientras, dejamos sonar alguna canción de Ben Howard que ni a ti ni a mi nos gusta demasiado pero que por estar precisamente en ese tramo, tierra de nadie, nos une, nos acerca. Nos acariciamos con nuestras miradas furtivas, con nuestras posteriores sonrisas y con comentarios del tipo: "ya está hirviendo la cafetera" o "qué frío ha hecho hoy" o "he perdido un calcetín negro. La lavadora seguramente sea un monstruo fetichista de mis pies o algo".

Te llevas un bocado de chocolate negro a la boca y justo cuando mi discreta observación me lleva a pensar que estás concentrada en tus verbos, me preguntas si creo que estás gorda, más gorda, al menos, que antes. Yo te respondo algo amable y tú sonríes. Lo cierto es que me pareces más atractiva a cada día que pasa, que pasas en esta casa. Apuntas la perdida de un calcetín porque intuyes que yo no lo tengo. Sabes, no obstante que cada vez que tiras unas bragas a lavar, las rescato yo antes, me masturbo hundiendo mi cara en ellas y las devuelvo a la bolsa de tela de la ropa sucia. No me dices nada, y, cuando vuelven a estar limpias, te las pones sin reparo porque tú también debes de sentir alguna clase de excitación con la idea de vestir ropa en la que he eyaculado.

En este erotismo discreto articulamos nuestro deseo cotidiano. Yo por mi parte me paseo, con la inocencia de un niño que hace algo bueno porque sabe que su madre lo está mirando, en ropa interior cuando tienes exámenes o una semana especialmente dura. Observas quedamente mis lunares como una cosa mágica, como un universo tuyo particular. Somos cómplices en este silencio de la maldad que suponen nuestros actos, porque nos hemos convertido en seres accidentalmente apartados de la senda de lo correcto. Conscientes de que una palabra mal articulada significa desmoronar nuestro pequeño y particular castillo de naipes, nos hablamos en lenguaje cifrado construido con cuidado para que el bando yankee no descubra nuestros encantadores mensajes soviéticos. Ya nos ves, somos niños jugando a la guerra fría más tierna del universo.
Tú tienes un novio con futuro prometedor, muy fiel, qué duda cabe; confiado pero demasiado ocupado como para dedicarte todo el tiempo que él cree que mereces. Siempre se disculpa contigo simpática y torpemente. Él, pobre diablo, sin saberlo, lo está haciendo bien, necesitas verle el tiempo que lo ves, no te conviene coincidir más o lo aborrecerías pronto. Tú te sientes culpable por no amarle. Tú novio ama todo lo que en su vida tenga que ver contigo. Él y yo estamos en los polos opuestos de la galaxia. Tú, indecisa cierva, no tienes el don de la ubicuidad, ni el don de saber hasta que punto las cosas pasan por y dependen de nosotros. De momento te debates en una posición quieta entre ambos pero en algún momento un astro te atraerá con fuerza in-intencional acercándote a uno. Dejando al otro atrás. Eso pensaba.

Yo soy algo más golfo, no voy con nadie. Soy un lobo estepario enamorado de un ser enajenado que observa al otro lado de un espejo retrogradado al absurdo. Lo que más me gusta de ti es que lees a Wilde y llevas camisetas de la princesa Mononoke. Comentaré también que rara vez consigo acostarme con mujeres. Soy algo torpe con la gente, me temo, y tampoco soy un tipo especialmente atractivo a si que tampoco comprendo muy bien porqué te gusto. Quizá por algún insuperado complejo de Electra o porque me dejo barba y tu novio no o porque yo se deletrear Beauvoir o porque me masturbo con tu ropa interior.... El caso es que siento tu ser junto al mío en este pequeño espacio de mundo que fortuitamente nos ha tocado compartir. Por eso no me duele cuando tu novio te hace el amor. Sé que no estás hecha y completa cuando sucede. Él también lo sabe y se escuda, qué le va a hacer si el pobre es demasiado rico contigo... demasiado pobre sin ti. Tú lo complaces como mero trámite. Él se escuda de sus sensatos temores hablando de un futuro juntos donde criaréis a vuestros hijos en una bonita casa en un séptimo con ascensor. Un futuro que a ti te aterra, porque quieres vivir por siempre conmigo, en tus veintitrés a mi lado. Tenerme en la habitación copulativa adyacente y llamarme con cuidado antes de las 9 de la mañana para avisarme que te vas a la universidad, que comerás fuera, que luego has quedado para comprar un disco para el cumpleaños de una amiga y que si necesito algo del centro. Yo te digo que sí, que una bufanda, que empieza a hacer frío. Te doy quince euros y tu me compras una preciosa, sobria pero juvenil. Sabes exactamente cual es mi estilo, qué es lo que me gusta y lo que me sienta bien. Eres de ese tipo de mujer. Luego yo te doy las gracias y un beso en la mejilla. No podrías vivir una vida donde no quepan más de esos besos, sin hacerte cargo de pequeños recados míos. No podrías vivir sin que yo pusiera a hervir tus cafeteras, sin que este tipo medio raro te observe mientras estudias los verbos ingleses y sin un pervertido de veinticinco, desempleado y romántico, corriéndose en tus bragas. No puedes, mi pequeña flor con vagina.

Yo tampoco puedo, parásitos mutuos encontramos nuestro ser en un siendo maravilloso.

domingo, 15 de noviembre de 2015

No te pido que me dejes vivo ni que no me dejes pasar la vida a tu lado.
Pero recuerdame de vez en cuando, al menos.
En momentos cualquiera de tu vida piensa por un momento: "uy, ¿qué habrá sido de ese chico tan raro?" con eso tengo suficiente.

Cómprame una cámara, necesito fotos impertinentes de momentos insuficientes en los que recuerde lo mucho que he vivido, porque mi memoria es corta y mis ganas de mantenerla más corta todavía. Fotografía las cicatrices de esta acartonada vida con olor a vino caro, para la pobreza de la juventud, caro; y llena de pretensiones que pretendían disimular un no-saber que me carcomía por dentro. El café cada día está más bueno. Las mujeres cada día me apetecen más. No espero ser una criatura maravillosa. Ahora me basta con no devenir cucaracha del todo. Creo que me hace falta estudiar un poco más para saber qué es lo que quiero y le pido a esta vida.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Linear frústula

El agua desciende tibia, no hay nada más que el agua.
Todo agua que se marcha, y que en su sitio queda otro agua
distintos aguas nos bañan y nos limpian. Sin la ida no habría pez que creciera
La pequeña carpa de mi mente siente el agua resvalando por ella
agua tibia, siempre tibia
Noche y día la mente se marcha al agua por donde nada mi carpa
por la gran nada de las aguas manadas
por las grandes nadas de un agua corriente
en la fresca conciencia de un ser paciente el agua transcurre
y él es consciente. Debe serlo. Sino a qué santo iba a esperar.

Dios debe ser un ente fresco.
el agua de la inconciencia hace evolucionar a las especies imperfectas
o eso dicen las mentes inteligentes
las carpas raramente rien ¿no te parece señor mente-inteligente?
por algo será.

Yo, desde luego no comprendo las complicadas alquimias que ejercen fuerzas sobre este mundo
pero tampoco creo que devanarse los sesos con estas discusiones dé algo significativo
siquiera, referencial.
A si que mejor dejarse bañar
por un agua sin contenido
Cogiendo el agua. Filtrando.
Sin complicaciones
sin subterfugios.
Sin dilatar ni contraer.
Aceptando el cuerpo que en el agua fluye
sintiendolo humedecer
consciente de su cambio líquido
Ver que el agua que ves correr ya es tuya,
y la siguiente es extraña y pacífica

Comportándome como un ser tranquilo
El agua cae, y yo siendo frío
Encuentro calor, en el transcurrir en un agua que mana clara
Las carpas son seres inteligentes.
aunque nadie lo diga nunca




Las mujeres de las que me he enamorado tienen la sensatez de no creer en el amor. O eso me gusta pensar. Prefiero pensar que son infelices y se sienten incompletas de alguna forma espiritual que se me escapa. Que están lejos luchando batallas eternas contra un invierno feroz y que yo, pese a ser un apoyo, no puedo llegar a esa dimensión donde ellas viven combatiendo un mal que las atormenta. Un desequilibrio que las hace desgraciadas.

Me hace sentir un ser humano normal y corriente. Moliente e insignificante. Un ser más sin mucho de especial. Así es como me siento si tomo está perspectiva. Digo: ¡eh! es normal, un chico de carne y hueso no puede aspirar alcanzar un plano mental de otro ser humano y no puedo esperar alcanzar eso que las acezcha y pervierte. Está fuera de mi alcanze. Si pienso en otras posibilidades, como que estén perfectamente bien sin mi, me deprimo. Porque significa que no significo ni valgo para nadie. Me hace sentir miserable e inútil. A si que prefiero quitarle siempre hierro al asunto.

Las ratas aprenden cual es el circuito en el que reciben menos descargas eléctricas. Así debemos funcionar nosotros también. No es tan descabellado si lo piensas así, ¿verdad Midori?

Es extraño lo sé, es, puede, egoísta incluso, fingirse y engañarse a uno mismo puede ser poco indicado pero a fin de cuentas no hago daño a nadie, y la verdad es tan relativa. Todo cuanto admito por verdad puede ser o estar ya distorsionado a si que porqué no distorsionar yo aquel plano real que me atormenta para invertirlo. Bien mirado, quien conoce sus debilidades puede reducir sus sufrimiento. ¿No te parece?

Aquellos estoicos que se toman la vida con todo el dolor que ella supone me parecen unos referentes bastante absurdos. Puede que haya gente con un carisma especial para soportar los tortazos pero yo definitivamente no soy uno de ellos. Para bien o para mal mi debilidad es un hecho que no puedo ocultar. Si sufro y cualquier pequeña cosa me hace daño, ¿no es legítimo hacer uso de mi habilidad epistemológica de modificar mis percepciones tal y como los estoicos hacen uso de su fuerte espíritu para enfrentar la adversidad? Cada persona tiene su talento. Quizá el mio consista en engañarme.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

el día que conocimos la lluvia

El día que conocí la lluvia, estabas conmigo
¿lo recuerdas? la conocimos juntos
bajo la ventana aquella. La lluvia se resbalaba como nuestra infancia
El día que conocí la lluvia era un día feliz
mis felices días están bajo la lluvia y a tu lado
Aunque de eso ya haya pasado mucho.
Por mucho que llueva, nadie se llevará mi lluvia contigo
porque esa lluvia y tú sois un tesoro
en forma de felicidad de aspecto húmedo

mi viento y lluvia son míos para siempre
¿sabías que nunca a nadie le he hablado de ti?
fuiste la primera, o tal vez no fuiste.
Tal vez ninguna fue ni puede ser. Desde que te fuiste
o me fui. Solo queda ya la lluvia.
Y un recuerdo de sabor triste
Y dos niños. Y dos tristes corazones con sabor a la lluvia
de los diez años.

Mi conocimiento de la lluvia es extenso.
Desde entonces la analizo con cuidado.
Me detengo siempre a observar su paso aparente por el mundo
y te recuerdo sin quererlo, sin darme cuenta. Sin pretenderlo
Porque nunca perdemos a quien queremos. Porque siempre queda un recuerdo
siempre pendiente un te quiero que se materializó en una lluvia a tu lado
Y no hacen falta palabras. Estoy harto de los sonidos vocales,
Quiero momentos guturales que no necesiten más explicación.
Como aquella lluvia.
Esa lluvia en la que descubrí lo que es querer a una persona para el resto de tu vida.

El día que descubrí la lluvia como un fenómeno maravilloso y mágico.

domingo, 25 de octubre de 2015

Flor de otoño

Creo que estoy corrupto
y mi creencia se convierte en certeza a pasos agigantados
Creo no tener remedio. Ni salvación, solo teatro
una farsa interpretada con tiento que poco a poco se descubre la cara
y muestra mi auténtico yo. Un ser muerto, hace años asesinado

No sé quien me ha matado, ni cuándo he muerto.
Pero hace tiempo que no siento nada salvo miedo
asco, desprecio, aborrezco todo cuanto me envuelve.
Todo cuanto ante mí se halla escampado.

¿Amor? ¿Amo ya algo? ¿Amo todavía cosas?
Mi vivir es una existencia cansada
extraviada por alguien en un absurdo cuadro
de coincidencias sin gracia.

Mi sentido del ridículo me invita a marcharme ya de este circulo
de este circuito tártaro tan raro
Me invita a irme para siempre.
Perecer en el ser inerte que tanto tiempo para mí me he deseado
Tal será la culminación de este caso tan apócrifo
entonces ¿terminamos?

¿Qué de cuanto me rodea es verdad?
¿qué en este mundo vale algo?
¿Cómo, acaso, oso actuar sin sentir, fingiendo, interpretando?
Insulto todo lo que un día por mí fue respetado. Ya nada me aporta algo
Sólo la nada se me ofrece como remedio a una vida sosa
a través de un baño, un cuchillo y algo de detergente con el que quitar la sangre después.

Tonteo con esta idea de la muerte sin sospechar el daño que puedan hacer mis palabras
me gustaría pensar que es sólo una etapa
pero ¿de verdad se puede ser tan simplista?

No tengo más anuncios que dar
solo la enumeración de unas dudas sin lógica, ni respuestas, y sin ideología

Yo sería el perfecto fascista,
podría ser el mayor genocida
y aún me atrevería a bostezar en medio de acabados cuerpos sin vida

si es que la vida es algo con valor
valoro yo poco las cosas
¡Ah! las arañas.
¡Ah! hermanas mías...
Dejadme un hueco en vuestro suspenso
que no ocupo mucho espacio y vuestro hogar es el más cálido no-lugar
donde gastar en nada, en la nada. Esta nada de vida.

domingo, 19 de julio de 2015

primer baño del año

Se me ocurrió hacer algo como esto, una suerte de diario con solo dos textos por año. El primer baño del año y el primer abrigo de otoño.

Como aquí el frío llega tarde hasta noviembre no merece la pena ponérselo, lo cual es una pena porque tengo uno precioso. Y con el calor, nunca tardo en darme un primer chapuzón en verano.

A si que escribiré uno sobre el mes 6 y otro entre el 10 y 11 de cada año, donde escriba lo que me ha pasado por la cabeza (de lo que me acuerde) desde la última vez.

Como novedad he conseguido una alegría e ilusión por vivir inéditas en mí. Y eso en parte se lo debo a una casualidad del destino que me ocurrió hace un año. Supongo que estas ganas, no de hacer cosas -esa siempre la he tenido- sino ganas de hacer aquello que deba hacer para que pasen las cosas que quiero que sucedan. Me siento ultravaliente. Capaz de todo más que nunca. Y me está sentando GENIAL. Sé lo que quiero, dónde está y dónde, en cambio, estoy perdiendo el tiempo y esfuerzo. Estoy conociendo a mucha gente, gente que tiene cosas que me gustan y gente que no me gusta nada, pero aun así es un cambio. Son nuevos aires, veré como se desarrollan los acontecimientos a partir de aquí...

Y me voy a callar ya porque no me apetece seguir hablando mucho. Esta es la tónica general. Todo va a ir mejor, no porque lo crea. Sino porque voy a hacer que así sea.

sábado, 16 de mayo de 2015

Carta de suicidio

No quisiera, no pero se me arrastra sigiloso hacia el fuego
la negrura se me traga como el hombre come del plato
me devoran mis patas negras de hielo y mis ojos se enrojecen
y odio y hiero y muero por dentro y muerto quiero muerte
quiero muchos cuerpos inertes bajo mis pies fúnebres

y me convenzo y reniego y argumento contra mis pasiones
y mi razón lucha y mi abril quiere, y mi árbol crece fuerte
pero en seguida se pudre y en su podredumbre duerme ella,
siempre eso, de lo que huyo, lo que me niego,
la maldad que yace en mí, toda mi tristeza, mi gangrena
mis ganas de morir.
Ello
Araña.

Ahora que he probado lo sano,
lo fértil, la esperanza, lo humano
no quiero volver a mi anterior
me aterra mi pasado de soledad continua
esos paseos eternos soportando mi carencia infinita
mi tristeza compañera

Que me aten a una cama y me usen para las pruebas de la medicina
curen a mi hermano con mi cuerpo y que se me anule la necesidad
de seguir viviendo

Así yo podría morir en paz, sabiendo que ya no soy responsable de nada
Pidiendo perdón a mi hermana, y a todos cuantos me aprecian
de verdad... ¿no entendéis cuanto el mundo me hiere? No os culpo
Dios os quiere. Pero a mi dejadme un minuto en la paz que hallaré
reuniéndome con la nada. Y si solo por un instante se me permitiese vivir
tal y como lo deseo. Aparecería en medio de un bosque,
con blancas ramas y granates pétalos, con plantas sanas y un frío gélido
Con cristales de hielo en húmedo y limpio suelo.
Yo me sentaría junto a un árbol de hueco tronco, como mi cuerpo y su persona:
vacío por dentro.
Y su tronco me abrazaría y yo sentiría el calor de mi madre del que un día salí.
Siendo así humano e hijo de los árboles. Así es como desearía haber vivido.
Refugiado dentro de un árbol. Cazando conejos con rudimentarias herramientas
viviendo solo, rezando al anochecer a ídolos de piedra, bebiendo agua de un río,
tirando piedras dentro en los momentos anodinos, viviendo lejos de los humanos,
siendo criado por ciervos y ardillas.

Si tan solo se me permitiera vivir un instante esa vida animal, estaría feliz.
Mi existencia es la fuerza de un huir de lo humano.
Mi carencia es la falta de trascendencia,
pues no puedo evitar que idea tal, me haga este daño.
infrahumano ya me escondo bajo las piedras de mi lamento
y en este infierno de circunstancias que reniego de llamar mías
me nacen ocho patas a mi espalda y sufro por lo que ello supone

me gustaría ser abril, distraerme con los apetitos de mi mente
encontrar la felicidad en la cotidianidad y hasta en mi lecho de muerte,
ese que hoy me deseo.
No creo que haya nadie capaz de comprenderme.
¿Cómo es posible que naciese un ser incapaz de amar
y ser amado como el quiere?
¿por qué no puedo librarme de esta conciencia anónima
que en mi esquizofrenia he llamado araña?

es horrible, sencillamente horrible.
Y tengo que lucir todos los días una mentira de sonrisa
y reír y preocuparme por mundanos asuntos humanos
no hechos para mí
fingir y en este rincón llorar porque nadie ha sabido enseñarme lo que es el calor
y en mi eterno hibernar,
deseo que este soñar
sea un morir...
pero tantos sufrirían...
y mi pena por la suya hace que pierda las ganas y me obligue a revelarme
contra esta araña insana que me hace detestar todo cuanto toco y veo

Y juro por mi debilidad que no puedo más
que he sido superado y a veces quiero disculparme y marcharme al otro lado
pero me controlo
y temo el día en que deje de hacerlo.
Y en mis horribles ratos de araña deseo la muerte a las grandes masas
deseo convertirme en un genocida y hacerle saber al mundo el daño que siento
o tal vez busco encontrar a un hombre bueno que, por mis crueles actos, me dé la muerte
ya que yo no tengo valor, ni razones, ni egoísmo suficiente.
Lo siento.

Atentamente: una araña que no pudo mudar en primavera.

sábado, 11 de abril de 2015

feliz bastardo.

Mi cumpleaños fue hace un par de días y muchas cosas en mí han estado cambiando desde hace poco. como si el hecho de cumplir un año más hubiese significado un detonante emocional que ha acabado por dejarme en un estado orgasmicamente placentero de paz conmigo mismo. Por fin, POR FIN siento que no estoy raro. Estoy tal y como quiero estar. Bueno, tal y como quiero en todo no pero estoy bien. Tengo algunas cuestiones pendientes de ser resueltas pero ahora veo la vida de otra forma. la polaridad de todas mis percepciones ha dado un giro meridiano que me ha abierto las puertas de la satisfacción, la tranquilidad. La felicidad no estaba al final en un largo y tortuoso camino en conquista de reconocimiento ajeno (y entonces propio), sino por mi propio reconocimiento como parte indisociable de esta realidad que tanto me he empeñado por llamar enemiga y que a fin de cuentas era un ser pasivo al que yo veía hostil.

Reconocer lo que soy, siempre he sido y siempre he temido, de alguna manera, ser. Una persona corriente, sencilla, sin mucho de interesante, algo torpe, simple pero grande... y es que lo que debía conseguir no era dar facticidad sobre lo especial o destacado que era sino perder el miedo a ser uno del montón. Porque no hay dos caras iguales en ese montón. Porque todos están igual de perdidos que yo. Porque son todos hermosos y nadie puede alcanzarme.

Estar en la modernidad no significa estar en un charco enorme de lodo que sepulta tu individualidad, sino formar parte de ese charco, ser ese lodo cálido que te cubre y arropa. Puede ser visto como algo genuinamente malo o potencialmente satisfactorio, todo depende de la perspectiva. No creo ser una Araña, ya no, lo creí, creí que nadie sería capaz de comprenderme, de quererme, que estaría eternamente sola en un suspenso de significado, hasta que muriera sin saber de que había servido mi vida, pero hoy no, hoy no soy Araña. El sentirse solo entre una masa anónima no es necesariamente triste, hoy no, no más.

Araña ha sido una concepción muy tóxica para mí, por eso no me arrepiento que su época haya acabado, ahora no sé que habrá a partir de ahora, lo que sé es que si no me lo trabajo como uno más, a ninguna otra cosa voy a poder aspirar o llegar, al fin de cuentas, hoy reparo en que todo cuanto tengo, son estas dos manos y lo que de ahora en adelante haga con ellas.


martes, 17 de febrero de 2015

miedo

Esto es una jodienda. Sé que hace mucho que no paso por aquí pero ¿a quién le importa? esto no lo lee nadie. Pero en algún lugar tendré que descargar mi ego para que cuando me suicide no sea todo un cúmulo de preguntas incontestables. No sé si algún día muero por mi propia voluntad creo que a mi madre y a un par de amigos les gustaría saber que pasaba por mi cabeza dias o meses antes, años antes, cuando era simplemente un joven asustado.

Tengo miedo. Un miedo atroz que me asalta en cada momento de mi vida, cuando me cruzo con alguien y me mira tengo miedo. Cualquiera que sea, me provoca incomodidad. Me agobia que me miren que alguien caiga en la cuenta de que estoy en un sitio en un momento determinado me molesta. Me molesta ser percibido. Me disgusta hasta el punto en que quisiera desaparecer, de repente, caer muerto para no estar sometido a esa observación. Es estúpido pero sí, tengo miedo del mundo que me rodea en especial a las personas, aborrezco al ser humano y quizá el suicidio es la única forma que encuentro de ser coherente.

Es un miedo irracional a formar parte de esta totalidad de sociedad en la que me inserto. Cada vez siento más este mundo como no mio y me protejo hasta de los seres a los que amo. Porque tengo miedo, un miedo voraz a las miradas. A tener que ser algo. A ser algo. Últimamente mi única realidad, todo cuanto es tangible e importante en mi vida son los libros, casi leo más que vivo. ¿es eso malo? hombre pues o los libros son muy buenos o mi vida es muy superflua, y yo creo que se dan las dos cosas al mismo tiempo.

Lo cierto es que no sé definir mi miedo... es algo tan grande. Siento que me supera y que no voy a poder con él. Hace unos meses era miedo porque no sabía que iba a ser de mí en el futuro, pero ahora es que todo me parece un castigo. Desde que me despierto hasta que me duermo siento que no llevo la vida que quiero y se supone que estoy justo donde quiero estar. Si esta vida que llevo no me gusta quizá es que no me gusta vivir y por tanto lo correcto es apartar este sufrimiento de mí yéndome amablemente a no ser nada nunca más.

Estoy cansado, terriblemente cansado y quiero deshacerme de todo este cansancio tan devastador de una vez. Estoy agotado de ser yo. Estoy agotado de no ser feliz ni siquiera con todo. ¿¡qué más puedo pedirle a la vida!? ¿qué me falta? ¿Cómo demonios se es feliz?

viernes, 6 de febrero de 2015

Vientos plomizos

Estoy llorando.
De hecho llevo veinte años llorando
Naci llorando y así me he pasado los años
Con ojos rojos.
Con los globos sangrando.

La tristeza es mi casa
la melancolía me es conocida
La soledad me gusta, es cómoda
Desayuno el frío de este mundo cada día

Soy un ser extraño
Me gusta y siento aquello que todos desprecian
aquello de lo que todos se alejan yo busco
Lo que yo y nadie sabe es que sufro
Lo que yo y nadie entiende es que me gusta este estado de cosas

donde todos buscan la compañía yo tengo solo a mi mismo
mientras todos buscan familia, yo tengo soledad
de tanto no pedirle a la vida
supongo que he acabado por morir antes de expirar

No odio la vida
ni deseo que ella acabe
soy feliz en mi reducto paralelo
pero no soy un hijo de Dios
cuando me paro a pensarlo...
no, no puedo serlo

domingo, 18 de enero de 2015

Ellos no tenían nada en común. Era la primera vez que se veían. Pero cuando se cruzaron, se miraron a los ojos y cuando cortesmente se sonrieron vieron el uno en el otro lo que ambos compartían. Esa sonrisa y esa mirada pura y sincera que sólo las personas que han sufrido dolor en esta vida son capaces de mostrar, humildes y sinceras. Sus ojos acompasados con sus labios dijeron la verdad profunda de su corazón sin subterfugios extraños. Porque no hacia falta. Porque los dos eran humanos y no sentían vergüenza de serlo. Por eso el encuentro fue mágico. Porque las personas que autenticamente son, pueden hacer cosas tan increibles...

...Como aquel encuento

viernes, 2 de enero de 2015

Sentir como siento

Pensé en cada dedo de mi mano como si no fuese mio
Sentí cada ralla insertada en mi cuerpo como no real
Arranqué mi harapienta piel de mi mente como si no la poseyera
y sobre mi conciencia no quedó nada útil

El reloj aun marcaba una hora temprana
como si el tiempo no pasara para los seres corrientes
como si todo fuera una sucesión de momentos e instantes
que constantemente quedan pendientes de ser marcados

Salí de un huevo y quede huérfano
Me tiré a la mar buscando algo que me fuera preciado encontrar
Y salí nadando aun más pobre
fingiendo que aquello que buscaba no era importante

Enfrenté montañas en mi empeño por ser mejor de lo que era
y sólo conseguí destrozar lo poco que me quedaba preciado
Ahora, sin cuerpo, ni bondad, ni nombre
Soy alma libre -por mi no contenido- y presa -por muerta-
con trazas de humanidad que me encaminan despacio
hacia la playa, mi madre. Hacia la tierra.
Mientras mis segundos se dilatan como función exponencial
sin llegar nunca a marcar la unidad siguiente

El día en que mi reloj funcione correctamente
ese día seré capaz de decir que he salido de mi dos mil doce
mientras tanto yo soy una suerte de ser durmiente
a la espera de despertar de este sueño en el cual nada me toca
ni me afecta, ni me duele, ni me gusta, ni me importa

Soy un ser paciente
sin mucho de interesante
intermitentemente apetente
no me importa esperar a las puertas de mi nebulosa vigilia
pero he de confesar que aquí fuera hace un frío que pela.